jueves, 18 de diciembre de 2014

¡Volvieron!

Gerardo, Ramón y Antonio junto a Raúl tras su llegada a CubaNo puedo explicar la emoción que me llenó los espacios del alma. Nervioso, expectante, algo escéptico, lo confieso, me sembré frente al televisor al igual que lo hicieron miles de matanceros para recibir la gran noticia de esta década, por boca de Raúl Castro: ¡Ya están en Cuba, como Fidel prometió, todos los héroes antiterroristas que sufrieron injusta prisión en cárceles norteñas!

Mis abuelos son luces en mi alma



Desde pequeña tengo la dicha de vivir junto a mis abuelos. Fue un privilegio crecer teniendo a mi lado su ternura infinita, sus consejos oportunos y ese beso al despertar que siempre me da ánimos para sonreírle a la vida. 

Abuela es el cofre donde guardo mis sentimientos, y abuelo, el mago que busca detalles para sorprenderme, para hacerme feliz. Por estos días encontré una antigua postal que les dediqué cuando era pequeña y los recuerdos de tantos instantes felices volvieron a mi memoria. En aquel trozo de cartulina gastada por el tiempo, resplandecía una frase escrita con letra de niña traviesa que realiza sus primeros trazos: “Abuelita y abuelito, ustedes son una cortinita de lluvia que refresca mis sueños”…

El arte de los piropos

“Si cocinas como caminas, me como hasta la raspita”, le susurra al oído un joven que transita en la misma acera que ella, y no puede evitar sonreír ante la ocurrencia del admirador. Resulta que el cubano, pícaro, eterno enamorado de la vida y dispuesto siempre a apreciar lo bello, ha desarrollado la capacidad de crear piropos ingeniosos que retan a la imaginación y atrapan la atención de las agraciadas féminas.
La labor de clasificar estas frases sería interminable, pero es posible diferenciar algunos que resaltan por su contenido. Por ejemplo, existen piropos de ciencia ficción, como el que le regalaron a cierta amiga cuando llevaba puesto un vestido tejido: “Niña, quien fuera Spiderman para enredarse en esa telaraña”, o algunos más fatídicos como aquel expresado a una muchacha frente a una funeraria: ¡Ay, quien pudiera morirse a tu lado mi cielo!

Amor multiplicado en la distancia

Cuando le preguntan por mamá y papá, el pequeño Hamlet contesta que “están trabajando lejos”, que montaron un avión e “hicieron ñiiiii...” ...