viernes, 29 de enero de 2016

57 edición de los premios Casa de las Américas




Virtuosismo y originalidad caracterizaron a las obras galardonadas en la edición 57 del Premio Literario Casa de las Américas, uno de los más longevos del continente.

Ni una sola voz en el cielo, de Ariel Urquiza, Argentina, resultó la obra premiada en el apartado de Cuento. La misma se distinguió por el demostrado talento narrativo, en historias que van desde Buenos Aires hasta México D.F., teniendo en cuenta el habla y las atmósferas de cada lugar.

En la categoría Teatro, el lauro recayó en el panfleto Si esto es una tragedia yo soy una bicicleta, de la joven cubana Legna Rodríguez, mientras que el Premio de Estudios sobre Culturas Originarias de América, fue para “Mingas de la palabra. Textualidades oralitegráficas y visiones de cabeza en las oralituras y literaturas indígenas contemporáneas, de Miguel Rocha Vivas, Colombia.

En relación con el ensayo, tema artístico-literario, resultó premiado el texto “De las cenizas al texto. Literaturas andinas de las disidencias sexuales en el siglo XX”, de Diego Falconí Trávez, de Ecuador, el cual combina la originalidad e intensidad crítica en una  aproximación a la cultura literaria de la región andina.
 
El juradó decidió reconocer con menciones en esta categoría a las obras: “A flote. Dos décadas de arte en Cuba” de la cubana Mailyn Machado y “Corazones errantes: ¿Dónde está mi mundo?”, de su coterráneo Joaquín Borges Triana por su contribución a las discusiones teóricas sobre sexualidad y poder. 
 
Por su parte, los apartados de Literatura brasileña y Literatura caribeña en francés o creol, coronaron las obras “Devotos e Devassos. Representação dos padres e beatas na literatura anticlerical brasileira”, de Cristian Santos,  y Le Bataillon créole (Guerre de 1914-1918), de Raphaël Confiant, Martinica, respectivamente.

La ocasión fue propicias también para que Roberto Fernández Retamar, Presidente de Casa de las Américas, entregara los Premios Honoríficos a: Verdad posible, de Eduardo Langagne, México;  “Cuando lo nuevo conquistó América. Prensa, moda y literatura en el siglo XIX”, de Víctor Goldgel, Argentina, y Las cenizas del cóndor, de Fernando Butazzoni, Uruguay.

En esta edición, el jurado del Premio Literario Casa de las Américas, estuvo integrado por intelectuales de varios países de la región: el escritor puertorriqueño Eduardo Lalo; Santiago Gamboa, de Colombia; Ramiro Sanchiz, de Uruguay; Ana Quiroga, de Argentina, y el cubano Pedro Juan Gutiérrez, hicieron pública su decisión acerca de 221 textos que compitieron en la categoría de cuento, cifra récord de participación para el evento.

Para los trabajos de teatro, el dictamen quedó a juicio de André Carreira (Brasil), Mariana Percovich (Uruguay), Luis A. Ramos (Perú-EE.UU.), Alejandro Román (México) y Fátima Patterson (Cuba).

Idelber Avelar (Brasil), Viviana Gelado (Argentina) y Consuelo Rodríguez (México) anunciaron su parecer sobre las obras de literatura brasileña, mientras que Aura Marina Boadas (Venezuela), Gary Víctor (Haití) y Josefina Castro Alegret (Cuba), harán lo mismo sobre aquellas de literatura caribeña en francés o creol.
 
Mientras que para ensayo de tema artístico-literario, se escuchó el criterio de Sandra Lorenzano (Argentina/México), Julio Ramos (Puerto Rico), Mayerín Bello (Cuba); en tanto Natalio Hernández (México), Javier Lajo Lazo (Perú) y Claudia Zapata (Chile), otorgarán el galardón de estudios sobre las culturas originarias de América.

jueves, 28 de enero de 2016

Jospe Martí, aliado de la poesía


Hoy, celebramos el natalicio del más universal de  los cubanos, cuya luz aún nos guía en medio de estos tiempos



Yo protesto que mimo a mi Poesía: 
Jamás en sus vagares la interrumpo,
Ni de su ausencia larga me impaciento.
¡Viene a veces terrible! ¡Ase mi mano,
Encendido carbón me pone en ella
Y cual por sobre montes me la empuja!
Otras ¡muy pocas! viene amable y buena,
Y me amansa el cabello; y me conversa
Del dulce amor, ¡y me convida a un baño!
Tenemos ella y yo, cierto recodo
Púdico en lo más hondo de mi pecho:
¡Envuelto en olorosa enredadera! -
Digo que no la fuerzo, y jamás la adorno,
Y sé adornar; jamás la solicito,
Aunque en tremendas sombras suelo a veces
Esperarla, llorando, de rodillas.
Ella ¡oh coqueta grande! en mi nube
Airada entra, la faz sobre ambas manos
Mirando como crecen las estrellas. 

 

Amor multiplicado en la distancia

Cuando le preguntan por mamá y papá, el pequeño Hamlet contesta que “están trabajando lejos”, que montaron un avión e “hicieron ñiiiii...” ...