jueves, 27 de octubre de 2016

Este es mi pueblo


Pedro Betancourt
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Este es mi pueblo, un ajiaco
de culturas extranjeras,
   un abrazo de palmeras,
de arroz, de caña y tabaco.
Un pasado que destaco
en las manos del obrero
y un central azucarero
que sobre el basculador
supo estivar el sudor
y el canto del machetero.

Este es mi pueblo, folklor
de africanía heredada
con la rumba desvelada
en el cuero de un tambor,
una décima, la flor
que vino de Andalucía
y aunque la siento tan mía
y tan del campo de Cuba
conserva el sabor a uva
y a manzana todavía.

Este es mi pueblo, el Hotel
La Palma, La Casa Verde,
central viejo que no pierde
aún el sabor a miel.
Voz que sacude mi piel
sílabas de ayer y de hoy.
Mi pueblo sabe quién soy,
es de mis versos amigo
y va cantando conmigo
a donde quiera que voy.


(Por Héctor Luis Alonso Carreño y Lianet Fundora Armas. Fotografías: Internet)

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miércoles, 26 de octubre de 2016

Cuba vs bloqueo: sueños contra muros


Cuba vs bloqueo: no han podido cercar nuestros sueños


Si tuviésemos que caracterizar la idiosincrasia del cubano, no faltarían entre los calificativos alegre, solidario, amante de la música y el baile, revolucionario…, pero sobre todo figuraría en la lista esa capacidad de crear las soluciones más osadas para seguir adelante.

Desde ventiladores caseros que alivian el calor gracias a la adaptación de motores rusos o chinos, hasta “almendrones” con casi un siglo de uso que siguen adelante, o fábricas cuyo funcionamiento parecía imposible sin la adquisición de piezas y hoy, continúan produciendo gracias a la ingeniosidad de sus trabajadores.

Cuba vs Bloqueo

Por doquier se han desarrollado industrias artesanales de implementos de cocina, limpieza, prendas, y ¿quién no ha recorrido las calles citadinas a ritmo de “Bicitaxi”?.

Como en el Macondo de Gabriel García Márzquez, en cualquier pueblo es posible encontrar innovadores que conservan como joyas las lavadoras rusas o confeccionan con materiales alternativos algún rincón martiano o una galería para que la historia perdure.

Cuba vs bloqueo
Si bien es cierto que las carencias materiales laceran la Isla, jamás han podido cercar nuestros sueños y ese afán de poner a prueba el intelecto para que los niños sonrían en las escuelas, se promuevan los talentos artísticos y se avance en la esfera de la investigación tecnológica.

Adaptado a trocar lo aparentemente inservible en oro, el cubano puede hacer surgir un juguete entre pomos plásticos vacíos, una obra de arte entre restos de metales osimplemente, salvar la producción gracias a la adaptación de algún engranaje.

 Por eso, otro triunfo en las Naciones Unidas nos llena de júbilo, porque teneemos la certeza de que jamás nos robarán las esperanzas, #CubaesNuestra.


El bloqueo y sus medidas
perjuicio nos ha causado,
pero saldrá derrotado
en las Naciones Unidas.
Hoy lacera nuestras vidas
el peso de sus diseños
pero marchamos risueños,
porque a este heroico caimán
no han podido, ni podrán
arrebatarle los sueños.




Cuba vs bloqueo

jueves, 20 de octubre de 2016

IPVCE Carlos Marx, más allá del tiempo y la distancia

IPVCE Carlos Marx, más allá del tiempo y la distancia Foto: Internet
 
Recuerdo aquel septiembre cuando mis padres me despidieron con lágrimas en los ojos tras el cristal de la guagua. “La niña de la casa”, esa que nunca había estado becada, ni acostumbraba a dejar el hogar por tantos días iniciaría una nueva vida como estudiante en la ciudad.

Así comenzó el trayecto y después de más de una hora divisamos los edificios de la nueva escuela. Llegamos de noche, las luces y la multitud de estudiantes entrando me causaron cierto nerviosismo que tuve que dejar en cada escalón para subir con el maletín a cuestas y encontrar el albergue.  Entonces comprendí que había llegado la hora de ser independiente.

Allí estaba la guajirita de Pedro Betancourt, entre tantos jóvenes de todos los municipios de la provincia con costumbres diferentes, estilos propios…  Después de transitar las escaleras con la llave de la taquilla colgada al cuello, trataba de recordar todos los consejos: “ no dejes nada regado”, “abrígate si hace frío en las noches”, “no descuides los estudios”, “ aliméntate que para pensar hay que comer”… y tantas otras sugerencias que hasta había olvidado con la emoción de ver el albergue.

Allí estaba la litera, presagio de los lazos que la convivencia impone cuando se comparte la vida diaria en una beca.  La primera noche apenas dormimos, la curiosidad de saber los nombres,  el nuevo colchón al que había que adaptarse, pudieron más que las voces de los profesores que llamaban al silencio de las muchachitas de cada cubículo.

A la mañana siguiente comenzarían las colas en los baños, la rotación de la cuartelería donde nadie escapaba a la limpieza supervisada por Roly, el internado. Cómo olvidar el primer  desayuno en el comedor y  el matutino inicial en el anfiteatro, donde tuve la certeza de que aquella etapa en el Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas de Matanzas IPVCE Carlos Marx sería inolvidable.

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Todos los amigos de mi pueblo fueron ubicados en aulas diferentes a la mía. Allí estaba yo, sentada en una de las mesas del grupo cuatro, mientras Renier Betancourt (el químico), nos anunciaba que sería nuestro guía durante los tres años donde se transformó en más que un profesor, en un padre para todos.

Ayer el IPVCE cumplió un aniversario más y no puedo evitar que los recuerdos del primer día asalten mi memoria. Cuando busco aquellas imágenes no aparece una escena donde fluyeran las lágrimas, solo alegrías, tal vez por eso siempre termino llorando cada vez que he vuelto a visitar la escuela.

Allí están los pasillos donde la madrugada nos sorprendía estudiando para la prueba de Matemática o de Biología, o simplemente luchando contra el sueño en medio de las guardias. Las piscinas que jamás vimos con agua, la cafetería, el comedor en el que hicimos autoservicio o adornamos en un operativo especial por el 14 de febrero.


ipvce carlos marx

No puedo evitar sentir nostalgia al saber que el tiempo no permite volver hacia aquellas aulas para volver a reír ante las locuras de Lester, Titico, Julio, Ángel,  y compartir las tristezas y triunfos con Ariadna, Maybel y Lilliana y tantas otras amigas que se convirtieron en mis hermanas.

Me gustaría regresar para ver a Alfredo vivo, lejano de aquel fatídico accidente que apagaría su voz tiempo después de egresar del IPVCE.  ¡Cuánto daría por estar todos juntos de nuevo en la educación física bajo la tutela del profe Sixto, o contemplar cómo el profe Guillén se colocaba su traje cada vez que había exámen de Química.

Los amores primeros, las lecturas en la biblioteca, las ruedas de casino, la fuga hacia el río que nunca me atreví a emprender,  la búsqueda de agua en las casitas donde de pronto alguien gritaba que el profe Oviedo venía y se formaba el “corre corre”…

Aún guardo en la casa la camisa azul, firmada por tintas diferentes en la última semana de duodécimo grado, un pétalo de la flor que nos regalaron en la graduación y todas las postales que en cada cumpleaños recibí como sorpresa al despertar en el albergue.  Y es que aunque ha pasado el tiempo, aunque los años de universidad llegaron después y ahora dos años me separan de la etapa estudiantil,  le debo al IPVCE una parte importante de mi vida, instantes donde crecí en conocimiento y espíritu y descubrí que formar parte de la historia de la escuela,  es un signo que no pueden eludir las generaciones que se forman en ella porque las distingue más allá del tiempo y la distancia.

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jueves, 6 de octubre de 2016

Yo me llamo

nombres propios

-¡Está embarazada!

La noticia resuena en toda la familia y se esparce como pólvora de alegría, pues la llegada de un nuevo miembro es sinónimo de júbilo. Entonces, las abuelas emprenden la misión de predecir si será hembra o varón antes de que el ultrasonido diga la última palabra.

Es ahí cuando surge la pregunta más difícil para los padres: ¿qué nombre le pondremos? La respuesta se torna compleja pues ese será el calificativo que acompañará al primogénito todos los días de su existencia, el que mostrará su carnet de identidad y resonará en medio del aula apenas comience la escuela. Es por eso que el asunto no se toma a la ligera y hay hasta quienes prefieren confeccionar un listado para arribar a la decisión correcta.

Como en todo proceso de selección influye el gusto de los progenitores. Unos se inclinan por lo más clásico e intentan preservar la misma denominación durante generaciones como en el caso de mi abuelo, mi papá y mi tío mayor, pues los tres se llaman Alipio. Así sucede también con mi esposo, su tío y su primo: Héctor Luis, Héctor Jesús y Héctor Darién respectivamente.

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Eso sí, no puede obviarse que en el momento de nombrar a un bebé es preciso atender a los apellidos o se corre el riesgo de marcar al pequeño con combinaciones que, al leerse en voz alta,denotan cierto rasgo humorístico. No obstante, existen quienes consideran superfluo dicho detalle y no tienen complejos de llamarse: Alan Brito Prieto, Armando Bronca Segura, Leandro Gado, Francisco Lorín Colorado, Elba Lazo, Armando Paredes Del Castillo, Armando Casas Grande o Margarito Flores del Campo.

Por supuesto, algunos no pueden escapar de estas estructuras producto a que se apellidan: Pérez Sosa, Pérez Sió, Tomas Kao, Ho  Díaz.

Claro está que no se pueden pasar por alto los padres creativos que retan a la imaginación para buscar términos auténticos, nunca antes vistos. De esta forma pueden hallarse ejemplos como Lumamié Jumisaday, el cual combina los días de la semana; Disney Landia Rodríguez, entre otros que surgen a partir de vocablos foráneos como: Leydi por "lady", Maivi por "maybe", Olnavy por "Old Navy", Usnavi por "U.S. Navy" y Danyer por "danger".


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Siguiendo esta misma línea, diferentes sitios web reflejan la existencia de nombres fruto de la unión del término "sí" o de su pronunciación en varios idiomas: Dayesí, Yesdasi y Widayesí.

Conocidos son además las creaciones que marcaron a la denominada generación Y, y que todavía se escuchan entre las familias: Yanisey, Yumilsis, Yumara, Yolaide, Yamisel, Yuset, por solo mencionar algunos.

Eso sí, es preciso tener cuidado cuando se tienen dos nombres y queremos abreviar el segundo, pues puede que la firma cause una expresión no deseada y se escriba, por ejemplo: Pedro K. Galindo.

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Lo cierto es que si se trata de encontrar un nombre original cualquier fuente puede servir de inspiración, desde una telenovela, hasta sustantivos como: Amor, Azul, Lluvia, Cielo…

Por supuesto que la cuestión es tan antigua como el propio hombre, pues es imposible olvidar las épocas de los bisabuelos que se guiaban fielmente por el Santoral. De ahí que si nacías un ocho de noviembre serías Godofredo. A ello se suman las adaptaciones si el recién nacido era del género femenino, tal es el caso de mi tía Orquídea cuyo segundo nombre es Silvestra. Y como en toda costumbre, hubo sus gazapos y todavía se escuchan historias de algunos personajes llamados nada menos que Al Dorso.

Serios, complejos, admirables, chistosos… Los nombres tienen un significado relevante pues encierran una historia y designan a cada individuo. Lo esencial es llevarlos con orgullo por el camino del bien, para que sean recordados con ternura y honren ese gesto primero de nuestros padres, que nos acompaña desde el inicio hasta el final de la vida.

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Amor multiplicado en la distancia

Cuando le preguntan por mamá y papá, el pequeño Hamlet contesta que “están trabajando lejos”, que montaron un avión e “hicieron ñiiiii...” ...