Yudi
tiene ojos color de cielo. Tal vez por eso cuando uno contempla el
mundo desde sus pupilas descubre una inocencia eterna. Quien tiene la
oportunidad de conocerla, de seguro sabe que su mirada refleja su mundo
interior; por eso se llena de luz cuando mamá Carmen se acerca y le da
un beso, o desborda emoción cada vez que su hermana Marlevys llega del
trabajo y la abraza.
Vive
sus 34 años en un universo de ilusión donde nada impide jugar a las
muñecas, saberse novia de Enrique Iglesias o hacer travesuras. ¡Cuántos
instantes guarda su álbum de recuerdos! La infancia, los viajes a la
playa, el cumpleaños número quince y tantos otros momentos junto a esa
familia que cada mañana agradece el privilegio de su existencia.
Sin
embargo, ¿cómo serían los amaneceres de Yudi en un hogar sin ternura?
¿Cuántas personas discapacitadas disfrutan de un entorno donde su
derecho a ser felices sea prioridad?
En
el mundo muchos contemplan con desconcierto a quienes son diferentes,
por ello más de 600 millones de habitantes con discapacidades físicas o
mentales luchan contra el flagelo de la exclusión, que a menudo les
niega oportunidades de trabajo, escolarización y plena participación
social.
Diversos
son los factores que obstaculizan su desenvolvimiento en ambientes
grupales, institucionales o comunitarios donde aún no se superan
sentimientos como la lástima, y emergen actitudes de burla, desprecio.
En
Cuba existe una concepción humanista de la educación, al tiempo que se
fomentan las potencialidades de cada individuo. Según datos del 2016,
existen 356 instituciones de la enseñanza especial que brindan servicios
a más de 37 000 niños de todo el país.
Pronunciar
una nueva palabra, dibujar un trazo lleno de colores, caminar, aprender
el sistema braille, interactuar con sus coetáneos e, incluso, cursar
estudios superiores, forman parte de los testimonios que tienen como
génesis la formación en dichos centros y que favorecen la inserción de
los estudiantes en la sociedad.
Por
supuesto, ello exige que los pedagogos encargados de la instrucción,
más allá de estar capacitados profesionalmente, demuestren sensibilidad
para trazar puentes de comunicación y esperanza hacia los alumnos.
No
obstante, el apoyo de la familia es primordial para el desarrollo.
Resulta imprescindible que desde su llegada el pequeño o pequeña se
sienta querido por encima de todo, y sus padres comprendan que no se
trata de sobreprotegerlos, sino de fortalecer su voluntad y sus sueños.
Desgarradoras
historias de abandono y ruptura de matrimonios a causa del nacimiento
de un hijo discapacitado surgen en pleno siglo XXI como muestra de que
todavía queda un amplio sendero por recorrer para que la humanidad
reconozca que cada ser humano tiene el mismo valor.
Entre
los principios de la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad aprobada en las Naciones Unidas, sobresale el respeto a la
dignidad, la autonomía individual y la independencia; la no
discriminación; la igualdad de oportunidades; la accesibilidad, entre
otros.
Por
lo tanto, al compartir espacios públicos, ascender a un ómnibus, o
simplemente transitar por las calles, podemos ofrecer un gesto de
inclusión que disipe la indiferencia.
Yudi
toma el control del televisor y vuelve a colocar su disco preferido.
Entonces nos invita a todos a bailar y parece que la alegría se renueva
en su casa, allá en el municipio de Los Arabos. Desde lejos advierto
cómo en sus ojos cobra intensidad el color del cielo y brilla ese azul
puro que no sabe de maltratos, ni rechazos, porque ha crecido observando
el milagro del amor.