“Las
playas son ecosistemas muy frágiles que, ante la presión antrópica y
eventos naturales, pueden ser gravemente afectadas. Actualmente Varadero
pierde entre 40 000 y 50 000 m3 de arena cada año y la línea costera
tiene un retroceso de 1.20 m anuales.
“Además,
las consecuencias que puede traer el cambio climático: elevación del
nivel del mar, aumento de las temperaturas, mayor frecuencia de eventos
hidrometeorológicos, disminución de las precipitaciones, entre otros,
pueden afectar irreversiblemente nuestras costas. Es por eso que toda
buena acción que se realice en este entorno siempre resulta provechosa”.
Así lo corrobora la Licenciada Katia González Rodríguez, directora
general del Centro de Servicios Ambientales de Matanzas (CSAM).
¿Qué
labores de protección y conservación se realizan en la playa de
Varadero? ¿Cuánto se ha avanzado en la restauración de la duna? ¿Qué
zonas presentan una erosión más crítica? Acerca de estas y otras
interrogantes Girón dialogó con la especialista.
“La
Oficina de Manejo Integrado Costero (OMIC), perteneciente al CSAM,
lleva a cabo las acciones estructurantes comprendidas en el Programa de
Manejo actualizado en el año 2013, que establece 5 asuntos claves:
control de la erosión, la contaminación y de infraestructuras, manejo
de la vegetación, así como la educación ambiental. Dicho Programa
constituye una herramienta de gestión al Plan Director de Varadero que
apuesta por insertar el polo entre los líderes de la actividad turística
en América Latina y el Caribe.
“Realizamos
proyectos de restauración, obteniendo sistemas dunares con patrones
morfométricos muy similares a las dunas adyacentes más conservadas
(entre 15 y 20 m de ancho, con una altura de 4 m sobre el nivel del mar y
un área de sol entre 35 y 40 m). Hasta la actualidad se han restaurado
unos 4 km de playa”.
González
Rodríguez afirma que ello implica medidas de mitigación, como las
puestas en práctica en las áreas donde se demuelen determinadas
estructuras; y medidas de adaptación como las aplicadas en la zona
ubicada frente a la playa del hotel Iberostar Varadero, enmarcado en el
sector de planeamiento Los Tainos, donde la duna se retiró hacia tierra
unos 30 m en junio del año pasado.
“En
este proyecto participó la sociedad mercantil cubana Inversiones GAMMA
S.A., junto con nuestros especialistas. La empresa Arentur Varadero tuvo
a su cargo la ejecución con nuestro control de autor. Fue preciso que
el hotel demoliese un bar playa que se ubicaba en la zona costera,
construyéndolo detrás de la duna; así como emplazar una pasarela de
madera para posibilitar el acceso de los clientes desde y hacia la
playa. Esta infraestructura apoya la restauración y hasta la fecha no se
han reportado afectaciones por la ocurrencia de grandes escarpes, tan
frecuentes en años anteriores.
“No
obstante, en Varadero existen aún diversos hot pot (puntos calientes)
donde la erosión predomina ante la acumulación. En ellos se producen
grandes escarpes imposibilitando el servicio turístico. El Hotel Cuatro
Palmas, el sector Kawama y el tramo comprendido entre la calle 18 y la
24 en el Varadero Histórico, presentan este panorama”.
Respecto
a las medidas de mitigación, la directora del CSAM explica que Varadero
cuenta con un plan de demoliciones de infraestructuras incompatibles
con la duna hasta el 2030 donde, tras la reubicación, se devuelve el
área a su condición natural.
“Se
controlan también las nuevas construcciones, prohibiendo su
levantamiento en la zona costera, excepto aquellas que, por su propia
naturaleza, no conciben otra ubicación. De esta forma se permite la
creación de ranchones detrás de la duna siempre y cuando cumplan con los
requerimientos ambientales estipulados en el Decreto Ley 212 de Gestión
de Zonas Costeras”.
En
relación con el manejo de la vegetación, sobresalen los proyectos de
restauración con especies autóctonas de las zonas costeras, la
eliminación y control de las invasoras, el enriquecimiento forestal, sin
obviar el control fitosanitario.
A
ello se suma la lucha por contrarrestar la contaminación de las aguas
marinas, tanto de la costa norte, como de la sur, las cuales son
monitoreadas dos veces al año en la península gracias a la labor del
laboratorio costero ubicado en la sede Camilo Cienfuegos de la
Universidad de Matanzas.
DISFRUTAR EL VERANO PROTEGIENDO LA PLAYA DE TODOS
Con
la llegada de la temporada estival, se incrementa notablemente el
número de visitantes que frecuenta la Playa Azul. Propiciar las
condiciones para mantener la limpieza y el orden, así como promover la
educación ambiental, sigue siendo un desafío para las entidades
implicadas.
“Arentur
ha ubicado cestos para desechos sólidos en la zona costera y de
protección en Varadero Histórico. El CSAM también enfatiza en la
necesidad de asumir el cuidado de este ecosistema como una tarea de
primer orden.
“Urge
erradicar hechos vandálicos como el robo de carteles y cestos de
basura. En cuanto a las áreas de sombra, no son suficientes para los
bañistas, debido a ello, las personas se refugian bajo las grandes uvas
caletas y algunas veces rompen sus ramas y dejan los desechos que
generan en la arena.
“Por
otra parte, la cifra de baños públicos es inferior a lo determinado por
la Norma Cubana 22 de 1999. Solo existen en Varadero Histórico.
Precisamente es en este sector donde más confluyen los bañistas y las
colas para acceder a los servicios sanitarios son extensas”.
González
Rodríguez expone que se motiva a las entidades ubicadas en la primera
línea de playa a tomar partido en el cuidado de las zonas costeras.
Ejemplo de ello es la entrega de la certificación Playa Ambiental,
conferida por la dirección territorial del Citma. La misma, persigue el
establecimiento de un proceso de mejora continua como requisito para una
gestión integral eficiente de las playas de la provincia, vistas en
cada uno de sus segmentos. Instituye también estándares y ayuda a
distinguir a aquellos sectores de playa que ofrecen una alta calidad en
términos ambientales, de servicios, seguridad, educación y manejo,
protegiendo a su vez el ambiente natural y la integridad cultural.
“Dicha
certificación, tiene vigor por un período de tres años, pudiendo ser
renovada si mantiene y cumple todos los indicadores, o suspendida en el
caso de incumplir con las leyes ambientales. Hoteles como Meliá Las
Antillas y el Royalton Hicacos la poseen”.
De
igual forma, la especialista subraya los proyectos de educación
ambiental dirigidos a la comunidad que abarcan desde la realización de
festivales, hasta el funcionamiento de un círculo de interés, la
impresión y distribución de boletines, realización de la campaña por una
playa más limpia, así como la creación y colocación de carteles
informativos, regulativos y prohibitivos.
“El
CSAM coordina el proyecto comunitario “Adopta un árbol y salva la
duna”, cuyo principal objetivo es que los pobladores siembren una planta
en casa y, cuando esté lista, puedan plantarla en la zona costera. A
esta iniciativa se han sumado escuelas, círculos infantiles, hoteles...
El
2017, declarado por la Organización de las Naciones Unidas como año del
turismo sostenible, convida a dirigir una mirada hacia Varadero.
Entonces, la realidad se revela distinta a la segunda mitad de 1980
donde la erosión alcanzó proporciones alarmantes.
Como
expresara la Licenciada Katia, el ecosistema costero es de todos.
Impedir su deterioro es una responsabilidad de nuestro tiempo, a fin de
que las futuras generaciones tengan la oportunidad de admirar la belleza
inigualable de la playa que distingue a la Península de Hicacos.