(Foto: Arnaldo Mirabal)
I
Ciénaga arena y oleaje,
Ciénaga monte y carbón,
la voz de la tradición
se hizo eco en tu paisaje.
Vistió la décima un traje
hecho a retazos de sal
y allí afinó el litoral
entre las olas sin prisa,
con los dedos de la brisa
sus laúdes de cristal.
II
Pálpite y Buena Ventura
abrieron la inspiración
para la improvisación,
el debate y la lectura.
Con el sol de la cultura
se encendió el amanecer
y unidos por un taller
de octosílabas siluetas
se encontraron los poetas
del presente y del ayer.
III
Para el cenaguero es
la décima melodía
que brota de la bahía
con más fuerza cada vez.
Es el andar de sus pies,
su pan, su almohada, su techo,
porque desde que en su pecho
a diez versos dio calor,
se hizo esta española flor
cenaguera por derecho.
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