Ni
el paso impostergable del tiempo, ni los comentarios de que “llegar a
la vejez… no es fácil”, han podido opacar la voluntad de Noelia Llanio
Santana. Suman 78 los almanaques que ilustran su existencia, sin
embargo, no siente su peso sobre las canas porque aprendió a bordarle
rosas, acomodarlos sobre el relieve de un cojín o eternizarlos en la
sonrisa de una muñeca.
Y
es que al incorporarse al círculo de abuelos Cesáreo Sánchez Gómez en
el municipio de Pedro Betancourt, junto a los malestares de la
escoliosis, desparecieron también los falsos mitos de que la tercera
edad es sinónimo de angustias o desesperanzas.
SALUD DE CUERPO Y ALMA
Cuenta
el MsC Julián Rogelio Álvarez López que en los años 80 surgió el primer
círculo de abuelos en el territorio por iniciativa de la Casa de
Cultura municipal. Llevaba por nombre Federico Edelman Pintó y contó
con la guía de Simón Bello Bello y Arenaida Lefonst.
“Con
el tiempo desapareció y posteriormente surgieron otros hasta llegar a
54 en la actualidad. Como profesor de la Filial universitaria Jesús
Manuel Herrera he tenido la oportunidad de impartirles materias en la
cátedra del adulto mayor Caridad Niebla Infante, cuya sede es la
biblioteca municipal.
“Entre
los beneficios más importantes que reciben se encuentran mantener el
intelecto activo, encontrar opciones de esparcimiento, elevar el nivel
cultural, sociabilizar y por supuesto, recordar épocas pasadas”.
Mercedes
López Torres, jefa del departamento de Deporte para todos en la
localidad, expresa que el Cesáreo Sánchez sobresale por el entusiasmo de
sus 29 miembros, de ellos, seis hombres.
“Este
proyecto forma parte del Programa de actividad física comunitaria. El
profesor Julio César Alfonso constituye el artífice principal de los
resultados. Junto a los abuelos no solo ejercita el cuerpo, sino que
además celebran cumpleaños, colectivos, excursiones, entre otras
actividades”.
L
presencia de este grupo se advierte en tablas gimnásticas, festivales
Cubaila, el Geroclub y las ferias provinciales de Arte Popular. Desde la
dirección del INDER, hasta la Asociación de Ciegos y débiles visuales
(Anci), la Federación de mujeres cubanas…, cada organización les ofrece
oportunidades para descubrir talentos.
“Gracias
al instructor de música Jorge Alberto Hernández creamos también un coro
y decidimos nombrarlo Renacer”, comenta Noelia. Por su parte Raquel
Guerra García define como un reto su incorporación. “Nunca pensé que
después de tener la salud tan deteriorada pudiera levantarme. Tras
rehabilitarme en el gimnasio, me integré al círculo y reviví. Escribo
poemas, trabajo la artesanía y pertenezco a la Asociación Culinaria”.
LA ANCIANIDAD, UN PRIVILEGIO
Quien
ha probado los dulces de Zoraida Rodríguez, no puede evitar
saborearse,pues esta abuela combina con plena lucidez los sabores y
además guarda instantes para confeccionar alfombras, flores de plástico,
jabas. “Aya”, es la más longeva del círculo y una defensora incansable
del género campesino. Al observar su andar ligero, su entusiasmo para
emprender proyectos, muchos no imaginan que tenga 91 años.
Asimismo,
Oneida Suárez Delgado (88 años), es la primera en asistir a las
reuniones, festejos. “Mi hija me dice –mami, eres la bárbara- y yo
sonrío, agarro el bastón y salgo a caminar sin miedo”.
Así,
el círculo de abuelos se convierte en un antídoto contra la soledad.
Como asevera Aracelys Alfonso en él han encontrado una familia. Por eso,
prevalece en ellas el orgullo de ser mujeres, porque la belleza no es
una condición exclusiva de la juventud.“Cada actividad es un bálsamo y
mi familia me apoya porque ha visto cuánto he mejorado”, afirma María
Gabriela Soto (Mayo).
Entre
las fotografías que guardan las memorias del grupo se aprecian rostros
que ya no están. Sin embargo, Noelia Llanio afirma que su legado se
preserva.“En el taller de género convocado por la universidad,
presentamos trabajos donde se recordó la impronta de abuelas como Elisa
Blanco. Además, visitamos a colegas centenarias como Tomasita (100 años)
y Margarita Sotomayor (102 años)”.
Por
eso Josefina Mosquera Guzmán, quien resulta una de las poetas del
círculo,lo cataloga como “una cesta que aunque dejó atrás la primavera,
aún se mantiene florida”.
Así,
cada día sorprende a este grupo de ancianas, que como la Francisca de
Onelio Jorge Cardoso, aprovechan cada minuto, el privilegio de vivir.
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