En
enero de 2015, Girón publicó el reportaje Confrontando a las
confrontas, entonces se reflejaba la opinión de Víctor Nogueras, un
joven residente del reparto Reynold García: “Matanzas de noche es una
ciudad dormida. Si vives lejos del centro resulta muy difícil que te
decidas a salir, porque después, ¿en qué regresas? No todo el mundo
puede caminar. Las confrontas vienen a cambiar eso; sabes que no vas a
quedarte botado. Puede que se demore, pero llegará en algún momento.
“Creo que cuando la gente se acostumbre ganará la vida nocturna, la
cultura. Ahora, no pueden empezar las irregularidades ni desaparecer el
servicio, porque si no, será como si no se hubiese hecho nada”.
A pocos días de comenzar el verano de 2016, los temores reflejados en
aquel momento constituyen regularidad. En los primeros meses, lo
enrevesado de las rutas confundía a los usuarios; no obstante, varios se
hicieron asiduos y las esperaban a las horas establecidas.
Sin embargo, los problemas comenzaron rápido. Los ómnibus transitaban
a una velocidad excesiva y si los chóferes no veían a alguien en la
parada continuaban sin parar. Las personas debían estar muy atentas y
hacer señas para poder abordarlos.
Poco a poco, los horarios se relajaron, actualmente casi nadie los
conoce con exactitud y muchos no saben a ciencia cierta si pasan.
“Mi esposo y yo estuvimos hace menos de un mes desde las once de la
noche hasta las dos de la mañana en la parada de La Catedral,
aguardando, y nada. Al final tuvimos que pagar un carro –con precios
prohibitivos, por cierto- para poder llegar a Peñas Altas. La opción: no
salir más por la noche”, relata Liset Martínez.
EL DISEÑO…
Entre las cinco y las seis de la tarde, inician su itinerario los
ómnibus designados. La 27, 28 y 29 tienen como propósito enlazar los
hospitales de la urbe y para ello efectúan un recorrido complejo que, en
ocasiones, puede tardar cerca de dos horas.
La frecuencia de los viajes oscila entre ocho (rutas 28 y 29) y 12
(ruta 27) y el importe asciende a 40 centavos. Para garantizar la
estabilidad, un cuarto chofer se mantiene como reserva y releva a sus
compañeros cada seis días.
Según Jorge Hernández Vaillant, director de la base de ómnibus
Atenas, este servicio no provee ganancias por concepto de recaudación.
“Por lo general, después de la medianoche, los carros circulan
vacíos. El promedio de pasajeros por día queda por debajo de los 400. No
se cumple el propósito, la mayoría de las personas prefieren
trasladarse por otros medios hacia los centros de atención médica,
alegan que los ómnibus tardan demasiado en llegar.
“Además, cuando ocurre algún evento cultural o actividad recreativa,
quienes se dirige hacia las mismas protestan por el itinerario, que va
más allá de los puntos habituales”.
Comenta Alexis Eduardo Vega Revilla, chofer de relevo, que si bien no
son la mayoría, existen usuarios estables, por ejemplo trabajadores de
restaurantes como el Bahía y El Polinesio. “A las cinco de la mañana
comienzan a llenarse, de nuevo, las paradas. Durante la madrugada, se
complejiza manejar, por las indisciplinas sociales. En una ocasión me vi
obligado a bajar a diez jóvenes que abordaron consumiendo bebidas
alcohólicas y se subían en los asientos, molestando a pasajeros que se
dirigían al hospital”.
A fin de reanimar el transporte público, la base se sumó a la
iniciativa Sábado en La Atenas, para lo cual se estableció un servicio
especial de dos vehículos que circulan desde el parque René Fraga hasta
Canímar y al regreso arriban hasta Monserrate.
“Estas guaguas cubren el trayecto en menos tiempo, desde las siete de
la noche hasta la una de la madrugada. No obstante, a pesar de que
constituyen un alivio por ser más directas y ágiles, muchas personas
manifiestan inconformidad con el precio y no entienden cómo los mismos
ómnibus que durante el día exigen menor tarifa, cobran un peso el sábado
en ese horario”.
CONTRADICCIONES…
Se repite que Matanzas no posee vida nocturna, mas el transporte
resulta una de las condiciones vitales para que exista. Parece la
historia de quién vino primero al mundo, si la gallina o el huevo: los
citadinos no salen y las guaguas recaudan poco; pero sí no existe
garantía de movilidad nadie se aventura fuera de su hogar. Ganarse la
confianza de la gente deviene proceso paulatino, y depende de la
estabilidad y la eficiencia.
Según el propio Vaillant, la Oficina de Control de Flota no funciona
porque tendrá un nuevo local, en la base Atenas, que se somete a labores
constructivas. Quizás sea necesario un sistema de seguimiento más
integral y sorpresivo, sino ¿cómo garantizar la calidad de la
prestación?
De igual forma, podría estudiarse la factibilidad del recorrido,
para, sin desproteger las instituciones de salud, hacerlo más sencillo y
ágil. Tal vez, entonces, crecerían los ingresos y podría aumentarse el
número de carros. Las confrontas deberían revolucionar las noches en
Matanzas, y ese efecto aún queda pendiente.
(Por Yeilén Delgado y Lianet Fundora)
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