Entre los juegos de roles que forman
parte de las travesuras infantiles, muchas veces uno de los pequeños asume el
papel del maestro. Entonces, las libretas viejas se convierten en el registro
de asistencia, un trozo de cartulina es la pizarra y un lapicero gastado, el
puntero.
-“A ver, vamos a revisar la tarea”,
“Ya pueden salir al receso”, estas y otras frases se escuchan en medio del
círculo de amigos que juegan a “la escuelita”. Mamá y papá, entre sonrisas, se
esconden durante unos segundos para escuchar las conversaciones y son testigos
de la imitación.
Sin embargo, con el transcurso del
tiempo, ante la disyuntiva de continuar estudios, ¿cuántas boletas mantienen
como primera opción el magisterio?, ¿todos los padres respaldan la decisión de
que sus hijos construyan un porvenir desde la pedagogía?...
Matanzas es una de las provincias que
experimenta una situación crítica respecto a la cobertura docente. A pesar de
las alternativas que se implementan, las aulas claman la presencia de un mayor
número de profesores comprometidos con su vocación.
Conocido es el fenómeno de la
pirámide social invertida, donde los profesionales no son retribuidos
adecuadamente por las funciones esenciales que desempeñan. Pero además del tema
salarial, se trata de defender cada día más el reconocimiento que le
corresponde al pedagogo.
Cuando contemplan al profesor que
planifica clases, busca tiempo para la superación, revisa las libretas, asiste
a las reuniones; pocos reflexionan acerca de esas necesidades, sacrificios,
preocupaciones…, que se agolpan en la existencia de estos hombres y mujeres
cuya rutina, exige abandonar en el umbral del aula sus problemas para recibir
con una sonrisa a los alumnos.
Por ello, el éxodo de profesionales
del sector constituye una realidad de análisis obligatorio y exige resultados
concretos para atenuar los factores implicados en este fenómeno. Centrar la
mirada en aspectos como el deterioro de las residencias donde se alojan los
docentes que viven lejos, la importancia de elevar la calidad de la
alimentación, así como las insuficientes acciones para estimular el desempeño
de los profesores, son solo el punto de partida si se observa en todas sus
aristas esta problemática acuciante.
Recientemente el Consejo de
Administración Provincial, aprobó un plan de atención integral al maestro. Entre las medidas de respaldo a este personal,
figuran la venta priorizada de productos alimenticios y de primera necesidad;
reparación de equipos electrodomésticos; facilidades en la atención de la salud
sobre todo oftalmológica y odontológica.
A ello se suma la posibilidad de instalación
de teléfonos fijos; reservaciones y viajes a lugares históricos recreativos
durante las vacaciones; cenas en centros gastronómicos; ayuda para la
construcción de viviendas; y otras.
No cabe duda de que esta decisión es acertada
y suscita expectativas. No obstante, se imponen disímiles interrogantes:
¿Realmente cada municipio será capaz de implementar dicho plan con la exigencia
y sistematicidad que requiere?; ¿Estarán dispuestos todos los organismos a
abrir nuevas puertas para beneficiar a los educadores?...
Solo la práctica y el tiempo permitirán
apreciar los resultados. Mientras tanto, a las direcciones municipales y
provinciales del ramo, les corresponde ser constantes y exigentes en la gestión
de los recursos, a fin de defender en cualquier instancia los derechos de los
profesores.
Es preciso también apelar a la
conciencia de la familia, motivarla a comprender que la formación de las nuevas
generaciones no es una mera obligación de la escuela, se gesta desde el propio
hogar, allí donde se inculca el respeto hacia la pedagogía.
Desde antaño, Cuba ha sido cuna de
prestigiosas personalidades que enaltecen la profesión. Cómo olvidar a Félix
Varela, José de la Luz y Caballero, Enrique José Varona, Juan Marinello y a
tantos que al igual que Conrado Benítez, asumieron el reto de lograr que la Isla
desterrara para siempre el analfabetismo.
En la actualidad, miles de hombres y
mujeres, desarrollan de forma admirable su oficio en las aulas, procurando que
los alumnos crezcan no solo en conocimientos, sino también en valores. Ellos
merecen un sitio privilegiado en la dinámica social, por ser fuente de luz para
el porvenir y raíz que nutre con su sabia el saber.
La creación de las condiciones
indispensables para que se sientan más satisfechos y realizados, es la mejor
manera de avanzar en la orientación vocacional y lograr que los jóvenes
conserven intacta esa admiración que surge en la infancia, cuando en medio de
una escuela imaginaria, ser el maestro del aula, es un puesto disputado por
todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario