Desde
temprano, la escuela primaria Seguidores de Camilo y Che está en
movimiento. Las pañoletas atraviesan la plaza dejando en el viento una
estela de saludos rojos, azules. Los borradores interrumpen el sueño de
la pizarra y las tizas anuncian que es tiempo de retomar las lecciones.
Sin
embargo, el milagro de aprender no está reservado solamente para las
aulas. Más allá hay un sitio donde es posible emprender un viaje
imaginario hacia las profundidades del océano, estar cerquita de magos y
príncipes o sentir el calor de un verso. Allí, las bibliotecarias
estrenan sonrisas y en breves instantes, con tan solo el pase mágico de
una página, inicia la aventura.
CUANDO SE DESPIERTA LA MAGIA DE LA LECTURA
Esta
biblioteca escolar permanece abierta hasta las 7:00 p.m. y acoge a los
pobladores de la zona del Naranjal. De esta forma, se avanza en el noble
propósito de convertir a la escuela en el centro cultural más
importante de la comunidad.
Marta
Onelia Falcón Zamora, Danys Hernández Rodríguez y Regla Caridad Rivero
Jorrín tienen a su cuidado un tesoro que asciende a 40 640 ejemplares,
entre libros y folletos. Gracias a su ternura y paciencia, no solo se
han salvado volúmenes, sino que los más pequeños descubren a diario
fuentes de inspiración para acercarse a la literatura.
“Desde
primero hasta sexto grado, impartimos a los alumnos una frecuencia de
45 minutos. No obstante, en el horario de almuerzo y al concluir la
jornada docente, recibimos a los lectores espontáneos. Durante los
turnos, los motivamos de muchas maneras: narramos cuentos, cantamos
canciones y trabajamos con las palabras del vocabulario básico del grado
haciendo énfasis en la ortografía.
“Contamos
con un círculo de interés de lectura, donde se ilustran los valores
educativos de las obras, se desarrollan debates; y otro de
bibliotecología mediante el cual se transmite lo referente a la
organización, el procesamiento, clasificación y catalogación”, señala
Marta Onelia.
Comentan
las bibliotecarias que los niños de primer ciclo (de primero a tercer
grado) prefieren los libros de cuentos, fábulas, adivinanzas y las
revistas Zunzún. Mientras que los de segundo ciclo (de cuarto a sexto),
solicitan materiales relacionados con las asignaturas de Ciencias
Naturales, Geografía, Historia, así como los de aventuras.
“Nos
enfocamos, además, en la prevención. Tenemos discos con audiovisuales
que exponen las consecuencias del tabaquismo, el alcoholismo, la
violencia intrafamiliar. Enfatizamos sobre todo en los grupos de sexto
grado, quienes continuarán estudios en la enseñanza secundaria y
enfrentarán la adolescencia.
“También
les enseñamos a hacer manualidades y después de cada lectura desatan su
imaginación creadora para modelar con plastilina o recrear, mediante un
dibujo, el contenido de los cuentos”, añade Danys.
Pero
la biblioteca es también testigo del tiempo y espacio para preservar
las riquezas históricas. Por ello en cada etapa se trabaja con las
efemérides y se expone un libro vinculado con las mismas. En octubre,
por ejemplo, se enaltecen las figuras de Camilo y Che y enero es el mes
martiano, ese donde se convocan concursos y se recuerda al hombre de La
Edad de Oro.
Según
sus compañeras, la bibliotecaria Regla se distingue por el talento para
la narración oral y por llevar a cabo el proceso de restauración.
“Epaminondas y El gato Simplón son parte de los cuentos que he
memorizado y disfruto al ver sonreír a los niños que escuchan los
relatos. En cuanto a salvar los libros, la satisfacción es incomparable,
es como cuando un enfermo se levanta sano y fuerte. Los cosemos, les
cambiamos la carátula y de esta forma regresan a las manos de los
pequeños”.
Amarilys
Hernández González, directora del centro, destaca cómo la biblioteca es
vital en el movimiento de concursos que se convocan como el Leer a
Martí, Sabe más quien lee más, los vinculados con el Citma, la Sociedad
Cultural José Martí, entre otros.
“Esta
es la única primaria de la provincia asociada a la Unesco, por lo
tanto, dentro de su proceso docente incluye las temáticas relacionadas
con la misma. Las bibliotecarias están imbuidas en este empeño. Dan
tratamiento a aristas como las adicciones, la alimentación, el turismo.
De igual modo se profundiza en la inclusión educativa, la salud y la
higiene. Actualmente apoyan la campaña antivectorial y acompañan a los
alumnos durante sus visitas a hogares de la comunidad”.
BONDAD QUE HABITA JUNTO A LOS LIBROS
Con
tan solo seis añitos Yanliet Gómez de la Fe y Daniel Tápanes Figueroa
conocen las historias de Meñique, saben estrofas de Los zapaticos de
rosa y en sus cuadernos de dibujo, perdura el recuerdo de cada obra
escuchada. Allí plasmaron la boina del Che y el sombrero de Camilo.
Mientras,
para María Fernanda Morán Bermúdez, Daniela García Oviedo y Demis
Williams Martínez Pérez, quienes cursan el sexto grado, la lectura es
fuente de sabiduría.
“No
solo ampliamos nuestros conocimientos, también descubrimos qué trataron
de expresarnos los autores y cómo cada enseñanza nos ayuda a ser
mejores”, expone María Fernanda, quien ha resultado ganadora del
concurso Trazaguas en varias ediciones.
Al
dialogar con las maestras Dayamí Cárdenas Herrera (primer grado),
Damarys Gutiérrez Delgado y Amparo Pérez Sánchez (ambas de sexto)
coinciden en que la biblioteca no es un ente aparte, pues en ella se
encuentran las herramientas necesarias para complementar las clases.
“Cuando
un niño sabe leer bien, se expresa bien. Las notas de clase son
nociones elementales, urge que ellos desarrollen hábitos de estudio
mediante los libros. Para eso es importante que exista un vínculo
estrecho entre el bibliotecario y el profesor, el cual se refleja en el
alumno”, enfatiza Damarys.
En
la biblioteca de la primaria Seguidores de Camilo y Che todo es luz y
color. Cada detalle ha nacido de las manos de los niños y el impulso de
las bibliotecarias. No falta el rostro de Martí, una maqueta de la
casita donde nació y la mariposa que contempla a través de un cristal
los zapaticos de rosa.
El
curso casi termina. Ahora inicia el inventario de los libros. No
obstante, siempre hay espacio para que los pequeños se adentren en ese
sitio donde las bibliotecarias estrenan sonrisas y regalan boletos hacia
mundos de fantasía con tan solo el roce de una página.