Cómo iba a imaginar Cándida González Rolo, residente
del poblado de Bolondrón, que al cascar uno de los huevos de su gallina
criolla, encontraría un detalle peculiar en el interior.
Pegado al fondo del cascarón divisó una
estructura redonda y blanda. Atraída por la curiosidad abrió con una tijera
pequeña el envoltorio y vertió sobre un plato el contenido…! Se trataba de otro
huevo con clara y yema incluida!
El fenómeno resultó singular pues se trataba de
un cascarón dentro de otro. Ese día, dos huevos fritos dieron un toque
diferente al almuerzo, gracias al contenido del huevo sorpresa.
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