Se
pasó la mano temblorosa por el cabello como intentando ahuyentar los
malos pensamientos. Sin embargo, ya no revoloteaban fuera, lo
atormentaban desde adentro incitándolo a renunciar, tirarlo todo por la
borda de la manera “más fácil”.
Entró en el cuarto y echó el cerrojo para estar a solas con el humo
del cigarro y las paredes que le parecían ahora cuatro interrogantes
grises: ¿qué vas a hacer contigo?, ¿cuántos meses te quedarán?, ¿quieres
ser un estorbo?, ¿te atreverías a…?
Un sabor amargo le invadió la garganta hasta llegar a los labios.
“Son las dos y cuarto. A esta hora ya deben saberlo todo”, dijo, y se
acercó a la ventana temeroso de ver llegar a su hija con el dictamen
médico. Le pareció irónico que en aquel trozo de papel se dibujara su
suerte.
Calculó las probabilidades, evaluó por cientos y el prefacio de un
destino desgarrador seguía inclinando más la balanza. “No hay dudas,
para qué prolongar el sufrimiento si ya estoy condenado”.
Las vigas del techo le parecieron entonces más cercanas que de
costumbre. Bastó subirse a una silla y levantar las manos para
alcanzarlas. Recorrió con la mirada por última vez el lugar, cerró los
ojos y sobrevino la desesperación, la caída de la silla, las piernas
corriendo en el vacío… hasta quedar al fin juntas.
El reloj marcaba las 2 y 19. El llavín de la puerta principal se
movió y un grito de júbilo se escuchó en las afueras de la habitación:
“¡Papi, abre la puerta, todo dio negativo, dice el médico que con un
tratamiento estarás como nuevo”.
Eran las 2 y 20 cuando el sonido de una puerta derribada y un sollozo desgarrador estremeció el vecindario.
UN ADIÓS ANTICIPADO
Estigmas y tabúes envuelven aún el fenómeno del suicido en todo el
mundo. Según datos del sitio oficial de la Organización Mundial de la
Salud (OMS, abril, 2016), a pesar de que más de 800 000 personas se
suicidan cada año, unos pocos países han incluido la prevención del
mismo entre sus prioridades sanitarias, y sólo 28 de ellos han
notificado que cuentan con una estrategia nacional.
En el Programa Nacional de Prevención y Atención a la Conducta
Suicida de la República de Cuba, se define el intento suicida o
parasuicidio, como un acto deliberado con resultado no fatal, que
intenta causar o que realmente causa daño, o que sin la intervención de
otros puede autodañar. Incluye desde los llamados gestos manipulativos,
hasta los intentos serios sin éxito de autodestrucción.
Asimismo, en este documento se plantea que, cuando como consecuencia se produce la muerte, estamos en presencia del suicidio.
La OMS señala la depresión como el factor principal que predispone
estas conductas, incluyéndose los trastornos bipolares, el abuso de
drogas y alcohol, la esquizofrenia, los antecedentes familiares, los
contextos socio-económicos y educacionales pobres, o una débil salud
física.
A ello se suma la pérdida de seres queridos, una discusión, la
ruptura de relaciones y problemas jurídicos o laborales, los maltratos
en la infancia y el aislamiento. Además, las enfermedades orgánicas y el
dolor incapacitante pueden constituir riesgos.
La socióloga Elena Bon Torres, especifica que se trata de un fenómeno
social donde influyen múltiples aspectos. Por ello, el ambiente muchas
veces es uno de los elementos que condiciona este tipo de acciones, pues
crea un estado de desánimo e inconformidad.
Emile Durkheim, figura cimera de la sociología clásica europea,
planteó en su enfoque que este es el resultado de la fortaleza o la
debilidad del control de la sociedad sobre el individuo. Por su parte,
Freud, desarrolló una teoría psicológica, en la que considera que en el
suicida existía una hostilidad inconsciente dirigida hacia el objeto
amado. Es, según Freud, un crimen al que se le ha dado un giro de 180
grados.
Diversas son las teorizaciones en torno al tema, unas más
unilaterales, otras, que lo abordan desde múltiples dimensiones. Lo
cierto es que el presente no escapa del fenómeno.
Según datos ofrecidos por la Delegación Provincial del Minint, el
índice de intentos en el año actual refleja que se consumó el 93 por
ciento de los casos, mientras que solo un 7% no resultó letal.
Las tasas según el sexo, reflejan que el 80% corresponde al género
masculino. Las cifras más significativas se ubican en los siguientes
rangos de edades: 40-49 (15,7%), 50-59 (20%), 60-69 (20%), 70-79
(15,7%).
Los métodos más empleados fueron el ahorcamiento (96,4% de los
hombres), quemaduras (empleado exclusivamente por las mujeres, 35% de
este género) y envenenamiento ya sea por psicofármacos, como por
líquidos abrasivos.
Hasta el momento, el mes de abril arrojó el más alto índice de
intentos suicidas. Los municipios con mayor número
de casos fueron Matanzas, Jagüey Grande, Jovellanos y Colón.
¿LA SALIDA MÁS FÁCIL?
“Primero fue mi abuela, después mi tío y por último su hijo. Recuerdo
bien a mi primo, era un hombre joven, un profesional inteligente, bien
parecido, pero lo vimos desequilibrarse poco a poco hasta llegar a un
estado de esquizofrenia. Varias veces intentó quitarse la vida, y al
final llegó a consumar el hecho. Fue desgarrador para toda la familia”.
“Mi madre me contaba que sus padres vivían en una pobreza extrema
allá por los años 30. El matrimonio tenía siete hijos y mi abuelo ya no
sabía qué hacer para traer comida a la casa. Un día abuela notó su
angustia. Lo vio salir con una soga y enseguida envió al hijo mayor tras
él. Por poco no llega a tiempo, ya su papá se estaba colocando la soga
en el cuello, entonces corrió a abrazarlo. Con lágrimas en los ojos
abuelo desistió de la idea. Según mima, nunca más lo volvió a hacer”.
“Cuando supe la noticia no podía creer que mi nieta pudiera recurrir a
unas pastillas para hacer algo así. Fueron días difíciles, pero
finalmente se recuperó. Le explicamos que esa no es la solución ante los
conflictos y que el amor, la felicidad, los sueños no se matan”.
Después de escuchar estos testimonios de fuentes que prefirieron
permanecer en el anonimato, Girón dialogó sobre el tema con el doctor
Eliezer Pérez Muñoz, especialista de primer grado en Psiquiatría de
Adultos, y responsable del departamento de Salud Mental y Adicciones a
nivel provincial.
“En los últimos tiempos existe una tendencia a la disminución de las
edades. Se aprecian casos de adolescentes quienes realizan simulaciones
de suicidio que en ocasiones terminan de forma fatídica. Resulta
diferente con los individuos de más edad, los cuales están más propensos
a consumarlo.
“En Cuba, el Programa Nacional de Prevención y Atención a la Conducta
Suicida tiene como objetivo esencial evitar el primer intento suicida,
su desenlace fatal y su repetición. En este sentido el médico de la
familia juega un papel esencial, ya que debe remitir al paciente a los
especialistas en Psiquiatría pertinentes, sin dejar de seguir de cerca
el caso; y además notificar la ocurrencia de cualquier incidente al
Departamento de Estadísticas para su análisis epidemiológico".
Pérez Muñoz expresa que todavía se observa en los pacientes y seres
queridos, cierto temor o vergüenza a declarar que atentaron contra su
salud, es por eso que el programa diseña mecanismos para acercarse a
ellos.
“Dentro de los primeros diez días después de haber cometido el
intento, la persona debe ser valorada por el psiquiatra. A este
corresponde evaluar su estado mental, determinar cuáles fueron los
factores de riesgo que lo circundaban, e indicar cuál debe ser la
conducta a seguir por ese paciente de manera individualizada.
“Los especialistas enseñan a manejar frustraciones, a tolerarlas, a
descubrir qué partes de la personalidad fueron dañadas, para seguir
adelante asumiendo roles, frustraciones, tolerando situaciones que son
estresantes y que golpean. Esa es la parte valiosa de vivir, seguir
riendo, disfrutando y creciendo a pesar de las dificultades. En otras
palabras, el programa te enseña a tener una salud mental adecuada”.
RECOMENZAR
Algunos estudiosos citan entre los factores de protección contra esta
conducta tener alta autoestima, relaciones sociales ricas, pareja
estable, adecuados estilos de afrontamiento y baja vulnerabilidad al
estrés. No obstante, la pronta identificación y el tratamiento
acertado de los trastornos mentales constituyen importantes métodos
preventivos. Además, se ha demostrado que las intervenciones
psicosociales y los centros de prevención del suicidio son estrategias
prometedoras.
Como expresara el matancero Ennys Meneses Ortega, “aunque se
presenten situaciones de enfermedad, limitación física, divorcios o
infidelidad, no debemos privar a quienes nos rodean de nuestro cariño,
aún si nos queda poco tiempo. No hay que tener miedo a sufrir, porque
incluso cuando todo parezca perdido, siempre hay una esperanza y razones
para seguir luchando”.
Asimismo, Julia Santana Troya de 77 años de edad, destaca que
“momentos de desesperación pueden hacer a algunos pensar en esa
alternativa, pero realmente no vale la pena perder las incontables
alegrías y hasta dificultades que nos depara el futuro, porque en cada
una cobramos más fuerzas”.
Por eso, si la depresión toca a su puerta no se fije metas difíciles,
procure estar con otras personas, rechace los pensamientos negativos,
no utilice alcohol para aliviar los síntomas, haga ejercicios y disfrute
ese regalo que permite volver a levantarse, aunque se haya tropezado
muchas veces, porque siempre existe un motivo para decidir por la vida.