Se
aproxima hacia la piquera. Imponente “navega” sobre las calles y surca los “baches”
de la ciudad hasta detenerse. Una pareja de enamorados corre para alcanzar asiento
cerca de una ventanilla en la anhelada embarcación, que tiene grabado en la
parte delantera con grandes letras el calificativo de: “El Titanic”.
Por
supuesto, no se trata de un navío de grandes proporciones atravesando la
inmensidad del mar; sino de algo más interesante: un camión que traslada los
pasajeros hacia diferentes municipios. De seguro Leonardo Di Caprio,
encontraría en él una trama exclusiva para protagonizar un filme pleno de
emociones intensas.
Y
es que el transporte constituye una de las esferas que cobra mayor auge en el
sector no estatal. Nombres, colores, marcas, integran la lista de iniciativas
destinadas a incrementar el número de clientes.
Los
ejemplos van desde colocarle nombres atrayentes como “La furia roja”, hasta decorarlo
en el interior con cortinas similares al telón del teatro Sauto.
Además,
en el afán de transportar a mayor número de personas, cada vez resultan más
grandes los modelos; cuestión que un foro de investigadores propondrá como dato
curioso a los cosmonautas, pues este tipo de camiones bien podría convertirse
en una nave espacial, sobre todo porque el precio del pasaje está por los
cielos.
Y
qué decir de aquellos exagerados, los cuales delimitan los puestos con pequeños
fragmentos de madera y a una distancia de talla estándar que pone en aprietos a
las féminas voluminosas. ¡Ahhhh y cómo olvidar esas camionetas anti-ortopedia, donde
la hilera de asientos centrales no posee espaldar y aguantar las horas de
trayecto es un reto para la columna más derecha!.
Existen
además equipos que se caracterizan por exhibir frases, entre ellas: “Hablar de
mí es fácil, ser como yo es difícil” y otras de corte humorístico similares a
la que hace poco divisé en un vehículo achatado: “Soy ñato, pero respiro”.
No pueden
pasarse por alto los que permiten el contacto directo con la naturaleza, y
propician la entrada de aire, sol, y en épocas de chubascos, abundantes gotas
de lluvia para refrescar a los pasajeros.
Es indudable,
que los medios de transporte ofrecidos por los cuentapropistas, a pesar de no
ser asequibles para todos, devienen en alternativas para el trasiego constante
de personal hacia diferentes sitios de la provincia. Sin embargo, es preciso
insistir en el buen trato y el confort adecuado, en ello está en juego la
calidad del servicio.
-¡Se va el
camión!, ¡Arriba que me voy!. Escucho la última llamada, subo, me siento en el
incómodo banco de madera, y suspiro… Tal vez la próxima vez pueda alcanzar un
puesto en el “Titanic”.
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