Un regalo de versos para quienes prefieren refugiarse en el milagro de la poesía:
Fotografía
Quieta
imagen irreal
la de la ciudad callada,
la lluvia como olvidada
cae sobre su postal.
Fernando
García
Anhelo febril,
urgencia
de un encuentro
postergado
con su reflejo.
Costado
donde encuentro
la inocencia,
sutil desata mi
esencia
desde una acera,
un portal
y en el cauce
marginal
de su silueta
dormida
donde se torna mi
vida
quieta imagen irreal.
Sátira para un
recuerdo
que disipa los
agravios
palpo su piel con
mis labios
en la distancia
me pierdo.
Ante su faz un
acuerdo
sostengo con la
mirada
y en la tristeza
encarnada
sobre el verbo
que no dijo
una sola voz
elijo:
la de la ciudad callada.
Confesión de soledades
sobre rostros
detenidos,
escucho aún los
latidos
de insólitas
voluntades.
Me desata
tempestades
de quietud en la
mirada
y sobre la fe
añorada
que desde el
pasado enciende,
entre suspiros
desciende
la lluvia como olvidada.
Corro en busca de
su abrigo
cuando la huida
me encierra,
a mis entrañas se
aferra,
sus pasos tenues
persigo.
Canta, envejece
conmigo,
se ha vuelto
signo vital.
a través de una
espiral
de alma presente
y remota,
corre el tiempo,
gota a gota,
cae sobre su postal.
Ausencia
Busco tu imagen, desnuda
va mi alma, soy la sombra
de un pasado que te
nombra
entre desconcierto y
duda.
Contemplo sentada,
muda,
el silencio de la
puerta,
imagino que está abierta,
hallo en tu boca el
regreso
y cuando termina el
beso,
la realidad me
despierta.
Intento encontrar la
esencia
de tu piel en otra
vida,
y termino poseída
por la decepción,
sentencia
que el destino tras
tu ausencia,
a mi ser le ha conferido.
El tiempo yace,
perdido,
Mientras evoca
fracasos.
Con la fuga de tus
pasos,
el reloj se ha
detenido.
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