lunes, 31 de julio de 2017

Varadero: Preservar los encantos de la Playa Azul


“Las playas son ecosistemas muy frágiles que, ante la presión antrópica y eventos naturales, pueden ser gravemente afectadas. Actualmente Varadero pierde entre 40 000 y 50 000 m3 de arena cada año y la línea costera tiene un retroceso de 1.20 m anuales.

“Además, las consecuencias que puede traer el cambio climático: elevación del nivel del mar, aumento de las temperaturas, mayor frecuencia de eventos hidrometeorológicos, disminución de las precipitaciones, entre otros, pueden afectar irreversiblemente nuestras costas. Es por eso que toda buena acción que se realice en este entorno siempre resulta provechosa”. Así lo corrobora la Licenciada Katia González Rodríguez, directora general del Centro de Servicios Ambientales de Matanzas (CSAM).

 

¿Qué labores de protección y conservación se realizan en la playa de Varadero? ¿Cuánto se ha avanzado en la restauración de la duna? ¿Qué zonas presentan una erosión más crítica? Acerca de estas y otras interrogantes Girón dialogó con la especialista.

“La Oficina de Manejo Integrado Costero (OMIC), perteneciente al CSAM, lleva a cabo las acciones estructurantes comprendidas en el Programa de Manejo actualizado en el año 2013, que establece 5 asuntos claves: control de la erosión, la contaminación y de infraestructuras,  manejo de la vegetación, así como la educación ambiental. Dicho Programa constituye una herramienta de gestión al Plan Director de Varadero que apuesta por insertar el polo entre los líderes de la actividad turística en América Latina y el Caribe.

“Realizamos proyectos de restauración, obteniendo sistemas dunares con patrones morfométricos muy similares a las dunas adyacentes más conservadas (entre 15 y 20 m de ancho, con una altura de 4 m sobre el nivel del mar y un área de sol entre 35 y 40 m). Hasta la actualidad se han restaurado unos 4 km de playa”.

González Rodríguez afirma que ello implica medidas de mitigación, como las puestas en práctica en las áreas donde se demuelen determinadas estructuras; y medidas de adaptación como las aplicadas en la zona ubicada frente a la playa del hotel Iberostar Varadero, enmarcado en el sector de planeamiento Los Tainos,  donde la duna se retiró hacia tierra unos 30 m en junio del año pasado.



 
 



“En este proyecto participó la sociedad mercantil cubana Inversiones GAMMA S.A., junto con nuestros especialistas. La empresa Arentur Varadero tuvo a su cargo la ejecución con nuestro control de autor. Fue preciso que el hotel demoliese un bar playa que se ubicaba en la zona costera, construyéndolo detrás de la duna; así como emplazar una pasarela de madera para posibilitar el acceso de los clientes desde y hacia la playa. Esta infraestructura apoya la restauración y hasta la fecha no se han reportado afectaciones por la ocurrencia de grandes escarpes, tan frecuentes en años anteriores.

“No obstante, en Varadero existen aún diversos hot pot (puntos calientes) donde la erosión predomina ante la acumulación. En ellos se producen grandes escarpes imposibilitando el servicio turístico. El Hotel Cuatro Palmas, el sector Kawama y el tramo comprendido entre la calle 18 y la 24 en el Varadero Histórico, presentan este panorama”.

Respecto a las medidas de mitigación, la directora del CSAM explica que Varadero cuenta con un plan de demoliciones de infraestructuras incompatibles con la duna hasta el 2030 donde, tras la reubicación, se devuelve el área a su condición natural.

“Se controlan también las nuevas construcciones, prohibiendo su levantamiento en la zona costera, excepto aquellas que, por su propia naturaleza, no conciben otra ubicación. De esta forma se permite la creación de ranchones detrás de la duna siempre y cuando cumplan con los requerimientos ambientales estipulados en el Decreto Ley 212 de Gestión de Zonas Costeras”.


 

En relación con el manejo de la vegetación, sobresalen los proyectos de restauración con especies autóctonas de las zonas costeras, la eliminación y control de las invasoras, el enriquecimiento forestal, sin obviar el control fitosanitario.

A ello se suma la lucha por contrarrestar la contaminación de las aguas marinas, tanto de la costa norte, como de la sur, las cuales son monitoreadas dos veces al año en la península gracias a la labor del laboratorio costero ubicado en la sede Camilo Cienfuegos de la Universidad de Matanzas.

DISFRUTAR EL VERANO PROTEGIENDO LA PLAYA DE TODOS

Con la llegada de la temporada estival, se incrementa notablemente el número de visitantes que frecuenta la Playa Azul. Propiciar las condiciones para mantener la limpieza y el orden, así como promover la educación ambiental, sigue siendo un desafío para las entidades implicadas.

 
“Arentur ha ubicado cestos para desechos sólidos en la zona costera y de protección en Varadero Histórico. El CSAM también enfatiza en la necesidad de asumir el cuidado de este ecosistema como una tarea de primer orden.


 

“Urge erradicar hechos vandálicos como el robo de carteles y cestos de basura. En cuanto a las áreas de sombra, no son suficientes para los bañistas, debido a ello, las personas se refugian bajo las grandes uvas caletas y algunas veces rompen sus ramas y dejan los desechos que generan en la arena.

“Por otra parte, la cifra de baños públicos es inferior a lo determinado por la Norma Cubana 22 de 1999. Solo existen en Varadero Histórico. Precisamente es en este sector donde más confluyen los bañistas y las colas para acceder a los servicios sanitarios son extensas”.

González Rodríguez expone que se motiva a las entidades ubicadas en la primera línea de playa a tomar partido en el cuidado de las zonas costeras. Ejemplo de ello es la entrega de la certificación Playa Ambiental, conferida por la dirección territorial del Citma. La misma, persigue el establecimiento de un proceso de mejora continua como requisito para una gestión integral eficiente de las playas de la provincia, vistas en cada uno de sus segmentos. Instituye también estándares y ayuda a distinguir a aquellos sectores de playa que ofrecen una alta calidad en términos ambientales, de servicios, seguridad, educación y manejo, protegiendo a su vez el ambiente natural y la integridad cultural.

“Dicha certificación, tiene vigor por un período de tres años, pudiendo ser renovada si mantiene y cumple todos los indicadores, o suspendida en el caso de incumplir con las leyes ambientales. Hoteles como Meliá Las Antillas y el Royalton Hicacos la poseen”.

De igual forma, la especialista subraya los proyectos de educación ambiental dirigidos a la comunidad que abarcan desde la realización de festivales, hasta el funcionamiento de un círculo de interés, la impresión y distribución de boletines, realización de la campaña por una playa más limpia, así como la creación y colocación de carteles informativos, regulativos y prohibitivos.

“El CSAM coordina el proyecto comunitario “Adopta un árbol y salva la duna”, cuyo principal objetivo es que los pobladores siembren una planta en casa y, cuando esté lista, puedan plantarla en la zona costera. A esta iniciativa se han sumado escuelas, círculos infantiles, hoteles...

El 2017, declarado por la Organización de las Naciones Unidas como año del turismo sostenible, convida a dirigir una mirada hacia Varadero. Entonces, la realidad se revela distinta a la segunda mitad de 1980 donde la erosión alcanzó proporciones alarmantes.

Como expresara la Licenciada Katia, el ecosistema costero es de todos. Impedir su deterioro es una responsabilidad de nuestro tiempo, a fin de que las futuras generaciones tengan la oportunidad de admirar la belleza inigualable de la playa que distingue a la Península de Hicacos.

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