lunes, 31 de julio de 2017

La alegría de encontrar un AmigoVerdadero



¿Cómo sería el mundo si por un instante desapareciera la amistad? Las respuestas pudieran ser muchas: vacío, egoísmo, desconcierto. Quienes creemos que ella puede ser bálsamo y consuelo, esperanza y refugio, ni siquiera nos atrevemos a imaginarlo.

Por supuesto, la amistad es como la esencia más fina, esa que tiene un aroma diferente a las demás y no abunda en cualquier sitio; pero, cuando al fin la encontramos, sentimos el deseo de abrir el frasco, aspirar el olor dulce y compartirlo con quienes nunca han descubierto el suyo.

Sin embargo, la búsqueda de la amistad implica mantener los sentidos alerta ante la aparición de los llamados CasiAmigos, especies que tienden a desvirtuarnos de nuestro propósito por su naturaleza diversa.

Así podemos encontrar los CasiAmigos brisa: aparecen durante un periodo breve de nuestra existencia y pensamos que serán eternos. Sin embargo, ante el mínimo atisbo de distancia, se aíslan en su propia realidad y pronto nuestro sitio es reemplazado por otros.

Y qué decir de los CasiAmigos todo está bien: Solo se mantienen a nuestro lado en los instantes de bonanza y júbilo. Pero cuando asoman las tristezas, sus rostros se alejan de la puerta.

La lista sería interminable, habría que mencionar a los CasiAmigos apariencia, capaces de amarnos por lo que tenemos y no por quienes somos; los CasiAmigos dobles: cuando están junto a nosotros muestran su lado bondadoso, pero, si volvemos la espalda, proclaman a todas voz nuestros defectos, descubren los secretos que le confiamos...

Algunos dirán que no se trata de una tarea fácil, otros han desistido, pero aquellos que al fin han encontrado al AmigoVerdadero afirmarán que vale la pena asumir el desafío de ir a su encuentro con el alma abierta.

 

Solo él será un hermano en tiempos de angustia, sabrá escucharnos sin juzgar, adivinará nuestros pensamientos sin que hablemos, nos corregirá sin herirnos, se alegrará con nuestros triunfos sin dejar que nos envanezcamos, perdonará nuestras faltas y reconocerá las suyas con humildad, nos entregará de lo poco que tiene y no de aquello que le sobra.

¿Se imaginan entonces que los AmigosVerdaderos formaran un círculo y abrazaran el mundo? De seguro las balas y el dolor, la miseria y el desprecio huirían al instante.


Es por eso que no podemos permanecer sentados. Cada mañana hay que salir en busca de la amistad, refrescar sus raíces con nuestra lluvia, apartar la cizaña de sus hojas y decirle a otros que no cesen de multiplicar sus semillas para hacer más feliz la tierra.

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