miércoles, 7 de septiembre de 2016

Escuela especial Jesús Menéndez Larrondo: Donde lo diferente es virtud


 
Escuela especial Jesús Menéndez Larrondo
Cuentan que cuando el pequeño Anniel Reyes Guillén llega al aula, todo se transforma en abrazos. “Quererlo es obligatorio”, comentan los profesores a los cuales en más de una ocasión les devuelve la sonrisa. Durante las clases, presta atención y, aunque muchas veces no consigue dominar el lápiz, tiene una memoria prodigiosa. “Una vez que le dices tu nombre, jamás lo olvida”.

Dice la auxiliar Regla Torres que una vez en que por azar se encontraron en el tren, Anniel al verla, soltó la mano de su abuela y fue corriendo hacia ella con los ojos llenos de alegría. Allí permaneció durante largo rato, cerquita, conversando, asombrándola con sus ocurrencias.

Por eso se sienten realizados al verlo crecer, y adquirir habilidades para ser independiente. El colectivo de la escuela especial Jesús Menéndez Larrondo en el municipio de Pedro Betancourt sabe que ese es uno de sus propósitos: lograr en un “acto sublime de amor”, que cada alumno encuentre un espacio para ser feliz en medio de la sociedad.


TODO EL MUNDO CUENTA

Justo Rafael Pita Suárez, director del centro, explica que iniciaron este curso escolar 2016-2017 con una matrícula de 77 educandos, de ellos 12 internos procedentes de consejos populares como Güira, Pedroso, Socorro y Camilo I.

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“Contamos con cuatro aulas anexas ubicadas en Manuelito, Bolondrón y Pedroso, así como con maestros ambulatorios que atienden a los estudiantes con necesidades educativas más complejas y les imparten las materias en sus hogares”. No obstante, algunos padres se resisten a valorar la importancia de que sus hijos matriculen en el centro.

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“En ocasiones por prejuicios, en otras por desconocimiento, no comprenden que disponemos de medios para facilitar su formación integral y prepararlos para la vida adulta. Contamos con una psicopedagoga, logopeda, enfermería, biblioteca, instructores de arte, profesores de computación, educación física, además de proporcionarles una dieta especial. Este curso comienzan dos alumnos que se encontraban en otros centros, lo cual disminuye el número de incluidos”, asevera el directivo.

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Juliet Rodríguez Ruiz, jefa de II, III y IV ciclo expone que se rigen por un currículo funcional según las habilidades adaptativas de los educandos. Los contenidos se dosifican y se alargan de manera tal que no repiten el grado, sino que transitan sin objetivos vencidos. “Desde primero hasta noveno grado, trabajamos con variadas patologías que van desde el retraso mental leve, hasta el moderado y algunos con agravante. A ello se suman aquellos que tienen un retardo en el desarrollo psíquico y cuya permanencia en el centro es transitoria”.

EL DERECHO A UNA VIDA INDEPENDIENTE Y FELIZ

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Entrar al Taller de educación doméstica resulta un encuentro con una casa diminuta donde los estudiantes se demuestran a sí mismos que son capaces de ser independientes.

“Algunos llegan sin apenas saber cómo tender la cama, porque no le permiten hacerlo en casa. Es por eso que uno siente satisfacción al enseñarles a utilizar los instrumentos de cocina, hablar por teléfono, y prepararse para en un futuro tener su propio hogar”, expresa Irma González Troya, maestra encargada de la asignatura.

De igual forma, Marlén Lugo Torres, quien imparte el Taller de confecciones textiles, comenta que a diario se estimula la creatividad, pues aprenden a hacer dobladillos, zurcir, tejer, bordar e incluso manipular la máquina de coser. Por su parte, la Ingeniera Agrónoma María Elena Marcos Travieso, profesora del Taller de Técnicas básicas agropecuarias, afirma que “lo que producen tributa a su alimentación. Atienden también un jardín de plantas medicinales y realizan productos vinculados con la industria rural como encurtidos, puré de tomate, vino seco, vinagre”.

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Heberto Rojas Hernández, subdirector de Preparación Laboral argumenta que entre la escuela y la dirección municipal de trabajo existe un vínculo estrecho. “Desde los 12 años y hasta los 15, comienzan a rotar por los talleres docentes y posteriormente reciben formación laboral en centros de producción del territorio donde se especializan en uno o más oficios. En esta etapa, se les entrega un estipendio de cuatro pesos por cada día práctico. Egresan a los 17 años y para ello diseñamos una estrategia a fin de garantizarles la ubicación laboral con la previa consulta de los padres”.

Por su parte, Danay Ortega Reyes, subdirectora de Trabajo Educativo afirma que las auxiliares pedagógicas y las veladoras de sueño, juegan un papel esencial. No solo apoyan a los maestros durante las clases, también se convierten en las madres de los pequeños que se encuentran albergados y les enseñan hábitos imprescindibles para su crecimiento y convivencia.

En las proximidades del otrora central Cuba Libre, se levanta esta escuela, a la cual el tiempo le ha lacerado la estructura y por ello aguarda su reparación como una prioridad para el 2017. Sin embargo, ello no impide que en sus pasillos se acoja la vida desde todos sus matices.

Como expresara Graciela Margarita Amorín Fonteboa, jefa de primer ciclo, “la relación entre los docentes y estos estudiantes no difiere del trato de cualquier tipo de enseñanza, solo exige una dosis más alta de creatividad, paciencia y reconocimiento de sus logros. Ante el cariño que profesan, nadie puede ser indiferente, uno siente que recibe más de lo que da”.

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