martes, 14 de febrero de 2017

Yudi, la de los ojos color de cielo (+ Infografía)


por un mundo que incluya, no excluya 
 
Yudi tiene ojos color de cielo. Tal vez por eso cuando uno contempla el mundo desde sus pupilas descubre una inocencia eterna. Quien tiene la oportunidad de conocerla, de seguro sabe que su mirada refleja su mundo interior; por eso se llena de luz cuando mamá Carmen se acerca y le da un beso, o desborda emoción cada vez que su hermana Marlevys llega del trabajo y la abraza.

Vive sus 34 años en un universo de ilusión donde nada impide jugar a las muñecas, saberse novia de Enrique Iglesias o hacer travesuras. ¡Cuántos instantes guarda su álbum de recuerdos! La infancia, los viajes a la playa, el cumpleaños número quince y tantos otros momentos junto a esa familia que cada mañana agradece el privilegio de su existencia.

Sin embargo, ¿cómo serían los amaneceres de Yudi en un hogar sin ternura? ¿Cuántas personas discapacitadas disfrutan de un entorno donde su derecho a ser felices sea prioridad?

En el mundo muchos contemplan con desconcierto a quienes son diferentes, por ello más de 600 millones de habitantes con discapacidades físicas o mentales luchan contra el flagelo de la exclusión, que a menudo les niega oportunidades de trabajo, escolarización y plena participación social.

Diversos son los factores que obstaculizan su desenvolvimiento en ambientes grupales, institucionales o comunitarios donde aún no se superan sentimientos como la lástima, y emergen actitudes de burla, desprecio.

En Cuba existe una concepción humanista de la educación, al tiempo que se fomentan las potencialidades de cada individuo.  Según datos del 2016, existen 356 instituciones de la enseñanza especial que brindan servicios a más de 37 000 niños de todo el país.

Pronunciar una nueva palabra, dibujar un trazo lleno de colores, caminar, aprender el sistema braille, interactuar con sus coetáneos e, incluso, cursar estudios superiores, forman parte de los testimonios que tienen como génesis la formación en dichos centros y que favorecen la inserción de los estudiantes en la sociedad.

Por supuesto, ello exige que los pedagogos encargados de la instrucción, más allá de estar capacitados profesionalmente, demuestren sensibilidad para trazar puentes de comunicación y esperanza hacia los alumnos.

No obstante, el apoyo de la familia es primordial para el desarrollo. Resulta imprescindible que desde su llegada el pequeño o pequeña se sienta querido por encima de todo, y sus padres comprendan que no se trata de sobreprotegerlos, sino de fortalecer su voluntad y sus sueños.

Desgarradoras historias de abandono y ruptura de matrimonios a causa del nacimiento de un hijo discapacitado surgen en pleno siglo XXI como muestra de que todavía queda un amplio sendero por recorrer para que la humanidad reconozca que cada ser humano tiene el mismo valor.

Entre los principios de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad aprobada en las Naciones Unidas, sobresale el respeto a la dignidad, la autonomía individual y la independencia; la no discriminación; la igualdad de oportunidades; la accesibilidad, entre otros.

Por lo tanto, al compartir espacios públicos, ascender a un ómnibus, o simplemente transitar por las calles, podemos ofrecer un gesto de inclusión que disipe la indiferencia.

Yudi toma el control del televisor y vuelve a colocar su disco preferido. Entonces nos invita a todos a bailar y parece que la alegría se renueva en su casa, allá en el municipio de Los Arabos. Desde lejos advierto cómo en sus ojos cobra intensidad el color del cielo y brilla ese azul puro que no sabe de maltratos, ni rechazos, porque ha crecido observando el milagro del amor.   



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