miércoles, 16 de diciembre de 2015

El sueño de enseñar a otros


A sus tres años, Claudia es una niña risueña que pregunta todo y duerme abrazada a sus muñecas. Todas las semanas sorprende a sus padres con un poema, una canción, un juego… y desarrolla habilidades comunicativas fruto de la labor de ese segundo hogar, donde velan por su cuidado: el Círculo Infantil.

Y es que los niños cubanos tienen el privilegio de cultivar sueños felices en espacios como este que desde 1961 han favorecido la integración plena de la mujer a la sociedad y desempeñado un importante papel en la formación de los infantes desde las edades más tempranas.
- See more at: http://www.giron.cu/es/noticia/sociedad/ni%C3%B1os-cubanos-felices-por-derecho-propio-fotos#sthash.2XND1jOl.dpuf



Desde la primaria, nos disputábamos la pizarra. Sí, porque estar de pie frente al aula y tomar furtivamente una tiza para colocar la fecha, la asignatura, escribir nombres, o tan solo esbozar un dibujo… estaba entre nuestras travesuras preferidas, hasta que ante el grito de ¡ahí viene la maestraaa!, se formaba el corre corre y volvíamos a ocupar nuestro puesto.
No puedo evitar que estas imágenes asalten mi memoria cada vez que llega el fin de semana y Yosmel me cuenta las ocurrencias de sus alumnos, lo inquietos que son y cómo tiene que inventar mil estrategias para atrapar su atención. Entonces le recuerdo que nosotros también fuimos como sus estudiantes, “ahora tienes toda la pizarra para ti”, le digo y no puede evitar sonreír.
Después de terminar la primaria ambos tomamos senderos distintos, pero nuestra amistad prevaleció. Por eso, fui la primera en enterarme de su decisión: “quiero ser profesor”, dijo e hizo silencio tal vez con temor de que yo le respondiera que se trataba de una locura, que era una profesión muy sacrificada o que los estudiantes de ahora no son los mismos de antes…
Quedó sorprendido cuando, contra todos sus pronósticos mi respuesta fue sentirme orgullosa de la noticia. Desde ese momento fui testigo de sus desvelos ante los exámenes, de su empeño por no descuidar la investigación, el estudio independiente y por culminar su carrera con un trabajo de diploma relevante.
Este año, septiembre lo vislumbró como licenciado en educación primaria. Desde esa fecha, cada mañana lo sorprende entre planes de clase, libretas, cuadernos, procurando el cuidado de los niños y tratando de que la escuela sea no solo un espacio para la enseñanza, sino también para formar mejores hombres y mujeres.
A veces, nos sentamos juntos y conversamos sobre esos profesores que dejaron una huella en nuestras vidas y ya han envejecido o se han marchado para siempre. “Quisiera que cuando transcurran los años, mis alumnos me recuerden con la misma gratitud con que yo los recuerdo a ellos”, confiesa.
Es 22 de diciembre, después del recorrido habitual Yosmel se aproxima al aula donde la puerta está entreabierta y deja escapar un murmullo cómplice de picardías. De pronto alguien grita: ¡ya llegó!, las pañoletas rojas vuelan entre sillas y dulces e inicia la disputa por ver quién será el primero en darle un abrazo.
Esa tarde, cuando los padres se aproximen a buscar a sus hijos, de seguro en el camino a casa alguien descubrirá un sueño: -“mamá, cuando sea grande, quiero ser maestro”-.








A sus tres años, Claudia es una niña risueña que pregunta todo y duerme abrazada a sus muñecas. Todas las semanas sorprende a sus padres con un poema, una canción, un juego… y desarrolla habilidades comunicativas fruto de la labor de ese segundo hogar, donde velan por su cuidado: el Círculo Infantil.

Y es que los niños cubanos tienen el privilegio de cultivar sueños felices en espacios como este que desde 1961 han favorecido la integración plena de la mujer a la sociedad y desempeñado un importante papel en la formación de los infantes desde las edades más tempranas.
- See more at: http://www.giron.cu/es/noticia/sociedad/ni%C3%B1os-cubanos-felices-por-derecho-propio-fotos#sthash.2XND1jOl.dpuf

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Amor multiplicado en la distancia

Cuando le preguntan por mamá y papá, el pequeño Hamlet contesta que “están trabajando lejos”, que montaron un avión e “hicieron ñiiiii...” ...