martes, 28 de abril de 2015

Brito, una vida entre basculadores y molinos



Jacinto Brito Naranjo es uno de esos hombres que lleva el azúcar en la sangre. Por sus venas corre un frenesí de melaza, ese por el cual se mantiene vivo, con una energía que echa a andar los motores del entusiasmo. 
 http://www.giron.cu/es/system/files/contenido/noticia/Social/Brito%2C%20una%20vida%20entre%20vasculadores%20y%20molinos%20del%20central%20Ren%C3%A9%20Fraga/101_0687_0.JPG
 De pie, frente al basculador y el molino, contempla el recorrido de la caña, y dicen que en sus más de cuatro décadas de experiencia ha descifrado el íntimo lenguaje de los mecanismos…
Durante cinco años, la jubilación lo mantuvo separado de la industria azucarera. Sin embargo, no lo pensó dos veces cuando solicitaron su ayuda para impulsar el rendimiento del central René Fraga Moreno.
“Me dijeron que necesitaban mi esfuerzo y experiencia para realizar reparaciones importantes, regresé y dejé todos mis proyectos a un lado. Desde entonces no solo desempeño mi trabajo, sino que me mantengo enseñando a los más jóvenes. Estoy orgulloso de haber contribuido a elevar la producción y contemplar cómo nuestro central se ha convertido en uno de los mejores del país durante el actual periodo de zafra”.
Al hablar de los logros alcanzados Brito sonríe y refleja esa expresión propia de los hombres que enfrentan con voluntad los contratiempos y su sola presencia infunde ánimo a los obreros.
“El esfuerzo y el estímulo del colectivo laboral al ver que se obtienen buenos resultados, permite que el René Fraga siga a la vanguardia. Para ser un buen obrero hay que cumplir con la disciplina tecnológica, respetar el trabajo y siempre tratar de aprender. A los muchachos nuevos les digo que el saber no ocupa espacio y deben superarse cada día porque en sus manos está el futuro de la industria azucarera. Quienes unen su fuerzas en esta dinámica no solo deben hacerlo por el interés monetario, sino también por el anhelo de que todo salga bien”.
Cuando se cumplen las metas todo el mundo se siente contento como si fuera una fiesta de quince porque es la gratificación de tantos instantes de sacrificio y dedicación”.
“Mi lema siempre ha sido: el central no nos puede caer encima, somos nosotros los que debemos caerle arriba a las roturas y no parar la marcha”.
El vapor del molino es cada vez más fuerte. Brito se seca el sudor y dirige de nuevo una mirada hacia las inmensas estructuras de metal. Observa con detenimiento las piezas que extraen el jugo de la caña y recuerda la primera vez que se acercó al basculador… Entonces, a sus 66 años, siente que sus venas se agitan y le dejan bajo la piel, un eterno dulzor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Amor multiplicado en la distancia

Cuando le preguntan por mamá y papá, el pequeño Hamlet contesta que “están trabajando lejos”, que montaron un avión e “hicieron ñiiiii...” ...