miércoles, 22 de junio de 2016

Confrontas, ¿un sueño fugaz?


Confrontas, ¿un sueño fugaz?  
 
En enero de 2015, Girón publicó el reportaje Confrontando a las confrontas, entonces se reflejaba la opinión de Víctor Nogueras, un joven residente del reparto Reynold García: “Matanzas de noche es una ciudad dormida. Si vives lejos del centro resulta muy difícil que te decidas a salir, porque después, ¿en qué regresas? No todo el mundo puede caminar. Las confrontas vienen a cambiar eso; sabes que no vas a quedarte botado. Puede que se demore, pero llegará en algún momento.

“Creo que cuando la gente se acostumbre ganará la vida nocturna, la cultura. Ahora, no pueden empezar las irregularidades ni desaparecer el servicio, porque si no, será como si no se hubiese hecho nada”.

A pocos días de comenzar el verano de 2016, los temores reflejados en aquel momento constituyen regularidad. En los primeros meses, lo enrevesado de las rutas confundía a los usuarios; no obstante, varios se hicieron asiduos y las esperaban a las horas establecidas.

Sin embargo, los problemas comenzaron rápido. Los ómnibus transitaban a una velocidad excesiva y si los chóferes no veían a alguien en la parada continuaban sin parar. Las personas debían estar muy atentas y hacer señas para poder abordarlos.

Poco a poco, los horarios se relajaron, actualmente casi nadie los conoce con exactitud y muchos no saben a ciencia cierta si pasan.

“Mi esposo y yo estuvimos hace menos de un mes desde las once de la noche hasta las dos de la mañana en la parada de La Catedral, aguardando, y nada. Al final tuvimos que pagar un carro –con precios prohibitivos, por cierto- para poder llegar a Peñas Altas. La opción: no salir más por la noche”, relata Liset Martínez.

EL DISEÑO…

Entre las cinco y las seis de la tarde, inician su itinerario los ómnibus designados. La 27, 28 y 29 tienen como propósito enlazar los hospitales de la urbe y para ello efectúan un recorrido complejo que, en ocasiones, puede tardar cerca de dos horas.

La frecuencia de los viajes oscila entre ocho (rutas 28 y 29) y 12 (ruta 27) y el importe asciende a 40 centavos. Para garantizar la estabilidad, un cuarto chofer se mantiene como reserva y releva a sus compañeros cada seis días.

Según Jorge Hernández Vaillant, director de la base de ómnibus Atenas, este servicio no provee ganancias por concepto de recaudación.

“Por lo general, después de la medianoche, los carros circulan vacíos. El promedio de pasajeros por día queda por debajo de los 400. No se cumple el propósito, la mayoría de las personas prefieren trasladarse por otros medios hacia los centros de atención médica, alegan que los ómnibus tardan demasiado en llegar.

“Además, cuando ocurre algún evento cultural o actividad recreativa, quienes se dirige hacia las mismas protestan por el itinerario, que va más allá de los puntos habituales”.

Comenta Alexis Eduardo Vega Revilla, chofer de relevo, que si bien no son la mayoría, existen usuarios estables, por ejemplo trabajadores de restaurantes como el Bahía y El Polinesio. “A las cinco de la mañana comienzan a llenarse, de nuevo, las paradas. Durante la madrugada, se complejiza manejar, por las indisciplinas sociales. En una ocasión me vi obligado a bajar a diez jóvenes que abordaron consumiendo bebidas alcohólicas y se subían en los asientos, molestando a pasajeros que se dirigían al hospital”.

A fin de reanimar el transporte público, la base se sumó a la iniciativa Sábado en La Atenas, para lo cual se estableció un servicio especial de dos vehículos que circulan desde el parque René Fraga hasta Canímar y al regreso arriban hasta Monserrate.

“Estas guaguas cubren el trayecto en menos tiempo, desde las siete de la noche hasta la una de la madrugada. No obstante, a pesar de que constituyen un alivio por ser más directas y ágiles, muchas personas manifiestan inconformidad con el precio y no entienden cómo los mismos ómnibus que durante el día exigen menor tarifa, cobran un peso el sábado en ese horario”.

CONTRADICCIONES…

Se repite que Matanzas no posee vida nocturna, mas el transporte resulta una de las condiciones vitales para que exista. Parece la historia de quién vino primero al mundo, si la gallina o el huevo: los citadinos no salen y las guaguas recaudan poco; pero sí no existe garantía de movilidad nadie se aventura fuera de su hogar. Ganarse la confianza de la gente deviene proceso paulatino, y depende de la estabilidad y la eficiencia.

Según el propio Vaillant, la Oficina de Control de Flota no funciona porque tendrá un nuevo local, en la base Atenas, que se somete a labores constructivas. Quizás sea necesario un sistema de seguimiento más integral y sorpresivo, sino ¿cómo garantizar la calidad de la prestación?

De igual forma, podría estudiarse la factibilidad del recorrido, para, sin desproteger las instituciones de salud, hacerlo más sencillo y ágil. Tal vez, entonces, crecerían los ingresos y podría aumentarse el número de carros. Las confrontas deberían revolucionar las noches en Matanzas, y ese efecto aún queda pendiente.

(Por Yeilén Delgado y Lianet Fundora)

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