miércoles, 13 de mayo de 2015

Del Titanic y otras embarcaciones



Se aproxima hacia la piquera. Imponente “navega” sobre las calles y surca los “baches” de la ciudad hasta detenerse. Una pareja de enamorados corre para alcanzar asiento cerca de una ventanilla en la anhelada embarcación, que tiene grabado en la parte delantera con grandes letras el calificativo de: “El Titanic”. 
Por supuesto, no se trata de un navío de grandes proporciones atravesando la inmensidad del mar; sino de algo más interesante: un camión que traslada los pasajeros hacia diferentes municipios. De seguro Leonardo Di Caprio, encontraría en él una trama exclusiva para protagonizar un filme pleno de emociones intensas.
Y es que el transporte constituye una de las esferas que cobra mayor auge en el sector no estatal. Nombres, colores, marcas, integran la lista de iniciativas destinadas a incrementar el número de clientes.
Los ejemplos van desde colocarle nombres atrayentes como “La furia roja”, hasta decorarlo en el interior con cortinas similares al telón del teatro Sauto.
Además, en el afán de transportar a mayor número de personas, cada vez resultan más grandes los modelos; cuestión que un foro de investigadores propondrá como dato curioso a los cosmonautas, pues este tipo de camiones bien podría convertirse en una nave espacial, sobre todo porque el precio del pasaje está por los cielos.
Y qué decir de aquellos exagerados, los cuales delimitan los puestos con pequeños fragmentos de madera y a una distancia de talla estándar que pone en aprietos a las féminas voluminosas. ¡Ahhhh y cómo olvidar esas camionetas anti-ortopedia, donde la hilera de asientos centrales no posee espaldar y aguantar las horas de trayecto es un reto para la columna más derecha!.
Existen además equipos que se caracterizan por exhibir frases, entre ellas: “Hablar de mí es fácil, ser como yo es difícil” y otras de corte humorístico similares a la que hace poco divisé en un vehículo achatado: “Soy ñato, pero respiro”.
No pueden pasarse por alto los que permiten el contacto directo con la naturaleza, y propician la entrada de aire, sol, y en épocas de chubascos, abundantes gotas de lluvia para refrescar a los pasajeros.
Es indudable, que los medios de transporte ofrecidos por los cuentapropistas, a pesar de no ser asequibles para todos, devienen en alternativas para el trasiego constante de personal hacia diferentes sitios de la provincia. Sin embargo, es preciso insistir en el buen trato y el confort adecuado, en ello está en juego la calidad del servicio.
-¡Se va el camión!, ¡Arriba que me voy!. Escucho la última llamada, subo, me siento en el incómodo banco de madera, y suspiro… Tal vez la próxima vez pueda alcanzar un puesto en el “Titanic”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Amor multiplicado en la distancia

Cuando le preguntan por mamá y papá, el pequeño Hamlet contesta que “están trabajando lejos”, que montaron un avión e “hicieron ñiiiii...” ...