miércoles, 27 de mayo de 2015

Drogas, mejor no empezar

La discoteca estaba llena. El volumen de la música apenas permitía escuchar las voces. Le alcanzó otra cerveza y sin pensarlo bebió de prisa. Le colocó el brazo por encima de sus hombros y susurró, “con esto sí que vamos a disfrutar”. Por unos segundos contempló la pastilla y dudó en rechazar la propuesta… No, no se iba a comportar como una niña delante de él. Además, sería solo por esa noche. 

Después de unos instantes sintió dificultad para respirar. Las luces, los rostros, se mezclaron ante ella hasta que perdió el control sobre sí misma. Así fue la primera vez. Después, sin percatarse, se volvió amante de aquel letargo que desconectaba su conciencia durante horas. Hoy, es esclava de una adicción que destruye la personalidad, corrompe la autoestima y enajena.
Y es que las drogas encierran a los consumidores en un círculo donde la dependencia física y emocional no permite encontrar otro camino sin ayuda especializada. Ante su influjo, el sistema nervioso sufre efectos negativos que abarcan tanto aceleración del funcionamiento mental, como lentificación o distorsión del mismo y cambios en la percepción de la realidad.
Según reseñan numerosas investigaciones el consumo de sustancias psicoactivas constituye uno de los principales problemas de salud a escala global.
Cabe añadir que no solo la marihuana y la cocaína se encuentran entre las drogas consumidas con mayor frecuencia, miles de personas, incluso desde la adolescencia, se encuentran atados al tabaquismo, a pesar de que constantemente los medios de comunicación reflejan cuán perjudicial resulta este vicio.
En cuanto al alcohol, es lamentable contemplar cómo se transforma en elemento esencial de las fiestas y cuando su sombra opaca el entorno familiar, los conflictos, el miedo y la violencia, tornan disfuncionales los lazos de amor que antes existían. A ello se suma también las consecuencias nefastas de quienes combinan estas bebidas con la carbamazepina u otros fármacos de manera intencional.
Por estos días leí en una investigación sobre el incremento catastrófico de los indicadores de morbiletalidad, que se registra tanto en las drogas legales, como en las de prescripción médica y las ilegales.
¿Cuántas veces hemos visto reflejadas en noticias televisivas la muerte de personalidades, artistas que gozan de popularidad en el orbe, a causa de una sobredosis?
Enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, enfisema pulmonar y afecciones nasales como la rinitis por inhalación o la perforación del tabique nasal, están entre las múltiples consecuencias de la drogadicción.
Los especialistas del Centro de promoción de salud de Matanzas facilitan a través del número 106, la línea confidencial antidroga, vía eficaz que orienta y anima a todos los que anhelan dejar a un lado estas sustancias nocivas. Además, existen áreas de rehabilitación, terapias de cesación tabáquica y el Centro de salud mental.
Para aquellos que ya son víctimas de este flagelo, la oportunidad de frenar su desarrollo está al alcance de una decisión, que implica fuerza de voluntad.
Si estimulas la adicción, tu forma de pensar se transforma, ya no te relacionarás de la misma manera con los que te rodean, ni serás capaz de valorar la realidad. Paso a paso te irá robando espacios, hasta que de ti, solo queden vestigios escondidos tras el afán de querer conseguir una dosis más a cualquier precio. No permitas que te robe el protagonismo de tu propia vida. En el mundo de las drogas, incursionar es sencillo; decir adiós es difícil. Mejor no empezar.

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