jueves, 28 de mayo de 2015

La carta


Para los amantes de la sección La tecla del duende, aquí les va un texto que llamó mi atención recientemente:
 

Sucede que este tecleador ilusionado enumera cada una de las columnas de jueves. Y al preparar la de hoy, lo sorprende una cifra: 400. Cuatrocientas veces hemos compatido palabras y anhelos desde que el 13 de septiembre de 2007 decidiéramos seguir, todos juntos, las andanzas del Genio. ¿Y con qué texto festejamos esta cifra redonda? Ahí les va uno especial, el que a dúo leyeron los entrañables Gilda Vega y Julián Gutiérrez en la tertulia por los diez años de las peñas rebeldes.
¿Existe el amor eterno? ¿Cómo entender la eternidad en la vida de seres cuya existencia no es eterna? Quizá el concepto de amor eterno sea el de un amor para toda la vida, sin tapujos, con altas y bajas, con encuentros y desencuentros, con lágrimas y sonrisas, con sueños y pesadillas, pero un amor real, verdadero. Tengo una carta de los comienzos de un amor como el que antes he descrito. Es de una pareja, cuyos miembros hoy tienen 67 años de edad y acaban de cumplir 46 de casados. Juzguen ustedes si puede este considerarse un amor eterno. G.
San Antonio de los Baños, 01/03/1964
Querida G.: Perdóname que haya contestado a tu carta, pero me fue imposible dejarla sin respuesta pues mis sentimientos me quemaban por dentro.

Ante todo te digo que me alegra mucho que al fin hayas pensado en mí. Te diré, en primer lugar, que yo quiero acompañarte en la solución de esos problemas que, dices, te has creado tú misma, te comunico además que te doy el derecho de hacerme sufrir. ¿Qué obstáculos puede haber entre nosotros? ¿Que no me quieras? ¿Que existe otro hombre que llegó antes que yo a tu vida? Para mí eso sería muy doloroso, pero podría alejarme un tiempo de ti y quizá lograra dejar de quererte, lo cual veo muy difícil. En tu carta me dices que cuentas los días que faltan para mis salidas de la unidad, ¿será posible que no me quieras?

Me dices también que tú lucharás contra los problemas y que tal vez salgas vencida y temes pensar ¿qué será entonces de nosotros? ¿Por qué piensas salir vencida antes de comenzar la batalla? ¿A qué le temes? ¿Por qué no compartes conmigo tus problemas?

Bueno, por hoy te dejo, quiero nuevamente pedirte disculpas por esta carta que tú dices te causará muchos dolores de cabeza, pero no pude esperar al pase para contestarte. Se despide de ti, quien a los 16 años, desea y espera tener contigo algo más que una amistad y como no me parezco a ti, estoy seguro que lo lograré. J.

PD: Perdona que no rompa tu carta como me pides, la ocultaré por muchos, muchos años y te la mostraré el día en que tú y yo cumplamos 50 años de casados.

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