martes, 16 de junio de 2015

Narváez, complejo sendero para un proyecto




Desde el año pasado se iniciaron las obras en la calle Narváez, con el objetivo de crear un espacio donde confluyan opciones recreativas, culturales y comerciales. Sobre la ejecución existen disímiles opiniones

Por Lianet Fundora Armas y Yeilén Delgado Calvo



Desde una visión optimista hasta el escepticismo van las consideraciones sobre las tareas en la calle de Narváez,  primer paso de un emprendimiento que persigue reanimar ambas márgenes del San Juan y desarrollar un paseo cultural recreativo.
La alternativa concuerda con la inspiración neoclásica de la ciudad; pues un bulevar –práctica europea del siglo pasado- no se corresponde con la compacta trama urbana de Matanzas y el escaso desarrollo de su estructura vial.
Por tanto, se pretende mantener a la calle de Medio como arteria comercial e incentivar a las orillas del río servicios estatales y particulares que faciliten el esparcimiento, tales como restaurantes, cafeterías, venta de artesanías, alquiler de botes, galerías de arte…
Ello permitirá salvar edificaciones vitales para el centro histórico de la urbe (Monumento Nacional); ya que en el siglo XIX y gracias al “boom” económico asociado a la producción de azúcar, el afluente devino protagonista de la intensa actividad comercial. En la ribera Norte, entre 1800 y 1850 y aprovechando el declive natural, se erigieron residencias de distinguidas familias, con una tipología única en el país: las casas almacenes que se caracterizan por poseer la fachada y entrada hacia la calle de Río y un almacén, a modo de sótano, hacia la de Narváez.
Esta última vía se trazó entre 1832 y 1834, bajo el gobierno de Francisco Narváez y Bordeses; y en ella se consolidó uno de los conjuntos arquitectónicas más notables de Cuba por su belleza y uniformidad, conocido como Manzana o Cuadra de Oro.
RECORRIENDO NARVÁEZ
Johana Mergarejo García, una de las vecinas, expone varias insatisfacciones, muchas de ellas relacionadas con la falta de información. “Un día vi que empezaron a bajar materiales, pero nadie me ha explicado. Pusieron puertas y ventanas y a los dos meses dijeron que iban a cobrarlas; nos negamos y se quedó así. En mi caso, utilizaron agua del río para salpicar las paredes y no terminaron de arreglar el alero.
“El proyecto no avanza y dicen que es por falta de presupuesto. Yo me pregunto para qué empezaron entonces. Quitaron el alumbrado público y no lo han sustituido, hay tremenda oscuridad”.
Ileana García Camacho, también residente en el lugar, se muestra más conforme. “Todo quedó bueno, la carpintería se me estaba cayendo y no tengo quejas de quienes trabajaron. Nunca escuché que usaran agua inadecuada”.
Mientras que Anisleydis Román Jordán señala que “la calle y la acera estaban en buenas condiciones y la rompieron. La acumulación de los escombros frente a las viviendas ha creado microvertederos. El responsable de la brigada que trabaja en la obra, prometió retirar toda esa basura, y nada. El mal olor y los roedores se incrementan con el transcurso de los días”.
La presidenta del CDR 11, Caridad Camacho Milanés, refiere que las obras están paradas pero no conoce el motivo. “Se hizo una vez una reunión con todos los presidentes y nos comunicaron lo que se iba a hacer. Arreglaron los frentes, pero no llegaron a pintar”.
Al transitar por la arteria una edificación destaca por su imagen acabada; desde el nueve de septiembre del 2014 la Empresa Municipal de Comercio y Gastronomía dio inicio a la remodelación de un antiguo círculo social, a fin de crear una nueva instalación denominada Entre Puentes.
Según Daniel Suárez Torres, técnico de inversiones de la empresa, después de intensas jornadas de trabajo, la entrega del local se prevé para el 20 de junio. “La obra estuvo valorada en 506 mil pesos e incluyó la realización de una tienda de souvenirs, otra de misceláneas (confituras, refrescos…); el reservado para que un grupo pueda compartir; el bar con diferentes opciones y un área para expender entremeses de rápida elaboración.
“Fue difícil, el inmueble se encontraba en condiciones deplorables. Se cambió toda la carpintería y renovó en gran parte el mobiliario; se erradicaron las filtraciones, reparamos la fachada y tratamos de ambientar el local de forma atractiva. Asimismo, para facilitar el buen servicio, se construyó una cocina y almacén con amplias dimensiones y tres baños, dos para los clientes y uno para los trabajadores”.
DE FINANCIAMIENTOS Y OTROS ESCOLLOS
“Matanzas no tiene el dinero que merece”, afirma convencido Mario Sabines, vicepresidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular. De lo que no queda duda si se conoce que la provincia tiene asignados para este año ocho millones de pesos destinados a inversiones y 24, a mantenimiento. Con ello debe responder a los planteamientos de la población, impulsar obras sociales diversas e intentar reanimar el patrimonio.
Narváez se inserta en un panorama complejo, signado por obras inconclusas -por citar algunas, aún no abren sus puertas la sala White ni el teatro Sauto-; a la sazón, no extraña la impaciencia de los matanceros.
“Forma parte de lo que se quiere hacer por la ciudad, reflejado en el plan Matanzas 325. Pretendemos provocar un despertar, sabemos que para el 2018 no habremos rescatado todo.
“No se mantiene la velocidad que quisiéramos. Nos tropezamos con dificultades. Por ejemplo, el primer edificio de la calle, a partir del puente de Tirry, estaba en peligro de derrumbe. En ese lugar se pretende refuncionalizar siete garajes y convertirlos en espacios culturales y comerciales; por tanto, tenemos que reforzarlo, ello conlleva tiempo y gastos.
“Al principio sí se dio el caso de la utilización de agua de río por lo que se sancionó a los responsables y se colocó una pipa. Las labores están a cargo de la Empresa Constructora del Poder Popular, e inciden múltiples organismos como Comunales, Comercio, Vivienda, Cultura,… Actualmente, se terminan los parquecitos; se sembraron los árboles e interviene el vial peatonal. Ya se poseen los bancos y las lámparas. Cuando se empareje el pretil y se pinte, la estética mejorará.
“Algunas instituciones estatales con locales en el área no han podido mudarse. Ya dos familias cooperaron accediendo al cambio de vivienda y trabajamos con otras tres. También buscamos soluciones para los desechos porque no puede continuar la contaminación del río. Una de las primeras tareas fue el saneamiento de las aguas por Recursos Hidráulicos. Solo se pudo hacer hasta donde permitió el equipamiento, se necesita una draga marina.
“También proyectamos baños públicos y al otro lado del puente, donde radicaba la Cruz Roja, pretendemos establecer una plaza de artesanos (el Palacio de la Rumba se situará en El pescadito). En la otra margen, se mantendrán los barcos; a sus dueños se les han presentado varias ideas para que mejoren la imagen de los locales, precisamos su colaboración”.
PLANIFICAR ANTES DE CONSTRUIR, ¿PRIORIDAD?
Diversas fuentes coinciden en que una de las deficiencias radica en que las obras comenzaron sin un estudio multidisciplinario previo que evaluara los riesgos y potencialidades.
Mayra Hernández de León, directora de la Oficina de Monumentos y Sitios, explica que a raíz de estos inconvenientes, Patrimonio se reunió con los organismos fundamentales que intervienen en el proceso: la Empresa de Proyectos de Arquitectura e Ingienería  (proyectista), Comunales (inversionista) y la Dirección Municipal de Planificación Física (regulador), a fin de legalizar y reglamentar las acciones, pues incluso las labores en los parques iniciaron sin la licencia establecida.
“Nuestra oficina juega un papel fundamental en la conservación de los valores arquitectónicos, por eso intervinimos de manera precisa y trazamos las regulaciones de la calle y el malecón del paseo peatonal, así como aquellas reglamentaciones patrimoniales generales y específicas para cada una de las parcelas que componen esta zona”.
Por su parte, la arquitecta Adriana Galup Martínez, presidenta de la subcomisión de arquitectura de la Comisión Provincial de Monumentos, señala la importancia de aprovechar las investigaciones existentes sobre el tema.
“Contamos con tres tesis y tres trabajos de profesionales que tratan sobre el área y no fueron aprovechados para concebir el proyecto. Dichos análisis son básicos para emprender cualquier proceso, si se desea un resultado perdurable que no atente contra el entorno o la riqueza arquitectónica”.
Se suma la falta de un estudio paisajístico serio, lo cual influyó en la inadecuada siembra de árboles en todo el margen del río, sin apego a las normas establecidas para las ciudades. La poca profundidad con que fueron plantados hace que las raíces se observen en la superficie y crezcan de forma lateral, lo cual podría levantar el pavimento. Además, la separación entre uno y otro resulta inferior a la dimensión pertinente (tres metros).
Por su parte, el licenciado Leonel Pérez Orozco, conservador de la ciudad, afirma: “se plantea el rescate de un área subutilizada y con potencialidades. Sin embargo, desde su génesis careció de un trabajo integral: realizar encuestas públicas para saber qué deseaban los matanceros; investigar las características a tener en cuenta para intervenir convenientemente cada edificación, el estado de las redes eléctricas e hidráulico-sanitarias; cómo se produciría el vertimiento de los desechos”.
A ello se sumó el hecho de que el Plan Maestro que debe elaborar la oficina del conservador y que rige estas actividades  todavía no se ha terminado.
“En cuanto al río, no puede utilizarse hasta que no se subsanen las fuentes contaminantes; sería conveniente incidir también en la calle Comercio y ejecutar el dragado del centro del San Juan para darle un mayor caudal de salida, para evitar posibles inundaciones”, declara Pérez Orozco.
Resulta indudable que esta iniciativa, además de necesaria, puede incidir de forma muy positiva en la vida social, cultural e incluso económica de la ciudad; quizás hasta se convierta en atracción turística.
No obstante, una vez más se patentiza lo indispensable de la planificación, la organización, la información pública, y el trabajo coordinado de los implicados. Solo así los pocos recursos disponibles no caerán en saco roto y loables empeños no quedarán por largo tiempo sin fecha de terminación.
 

 

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